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El periodista tiene que tener bien claro a la hora de seleccionar las noticias de la agenda diaria de su programa, su revista, su periódico, escrito o digital, que el ser humano rige su accionar utilizando como brújula orientadora la fórmula siguiente: Pienso,-siento-actúo.
En función de dicho aserto, para que la información sea un alimento nutritivo para el ser humano es necesario recurrir a lecturas sanas, ya que sentimos como pensamos y actuamos como sentimos y si lo que vemos, leemos o escuchamos son cosas dañinas y negativas, nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos también serán dañinos y negativos.
La información conforme al planteamiento de Pau Aragonés en su libro “Empresa y Medios de Comunicación” es todo mensaje que llega a nuestro entendimiento, en determinadas condiciones y con posibilidad de significar algo, por medio de la acción de interpretarlo.
Aragonés agrega que la información necesita de una infraestructura para permitir ser interpretada y no es información sin la posibilidad de que una persona la interprete. Una cassette, una cinta de video o las miríadas de señales que circulan por las redes informáticas, son informaciones en potencia.
El mencionado autor precisa que solo se convertirán en información útil cuando una persona las lea, las escuche o las vea en una pantalla. El uso de la información por ínfima que sea o de poca importancia, es privilegio de las personas.
Pau Aragonés afirma que la utilidad de la información se deriva de quien la usa. Una información trivial puede ser determinante en una situación concreta si la persona sabe usarla para conseguir sus objetivos.
El autor citado indica que “vivimos tan inmersos en un mar de informaciones que vemos transformada nuestra identidad y alterados nuestros actos en función de las noticias que recibimos. Nunca ha vivido la sociedad tan informada, aunque se acuse no sin cierta razón, a ese exceso de información de ser una de las causas del empobrecimiento mental de las multitudes”.
Continúa diciendo que “nos enteramos de las cosas realizando una acción: percibir, aunque esto sea a veces involuntario o inconsciente. La realidad que nos envuelve es toda ella susceptible de convertirse en información, pues una misma cosa está sujeta a miles de consideraciones”.
Concluye aseverando que “es imposible para cualquiera conocer los ”hechos reales”. Debemos obligatoriamente interpretar los hechos y al hacerlo, reconocer y seleccionar una serie finita de aspectos reales. Aspectos que son insignificantes para nosotros por costumbre, intencionalidad o intereses, determinados por la cultura, personalidad, punto de vista, circunstancia, etc”.