gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

«Ver cometer un crimen en calma es cometerlo.« José Martí

Los responsables de todos los asesinatos y robos estimulados por el `Estatuto de Libertad` y la Impunidad que les proporciona el Código Procesal Penal (CPP) a quienes los cometen son los que patrocinaron que se acogiera y se mantuviera vigente dicho Código Procesal Penal (CPP): los Jorge Subero Isa, Francisco (Pancho) Alvarez Valdez, Servio Tulio Castaños Guzmán, Eduardo Jorge Prats, Ramón Núñez, Carlos Salcedo y otros tantos cuyos nombres al momento de escribir este tema no recuerdo en su totalidad, todos los que componen a la «Participación Ciudadana« (¿?), que ni es participación ni es ciudadana, y todos los que componen a la mal llamada «Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS)« (¿?), que realmente no aboga ni por la Institucionalidad ni por la Justicia, etcétera.

El mayor responsable de todos lo fue Jorge Subero Isa que usó el cargo de Juez Presidente de la Suprema Corte de Justicia para pretender «refutar« (¿?) las críticas a dicho código y para presentarse como un supuesto «garante« (¿?) de que el código en cuestión supuestamente nada tiene que ver con el crecimiento de la delincuencia. El (igual que todos los otros) no conocía ni manejaba el anterior Código de Procedimiento Criminal y pretendió erigirse  en supuesto «pontífice« (¿?)  (y rabioso defensor) de las supuestas «bondades« (¿?) del Código Procesal Penal (CPP).

Cada vez que me entero de los crímenes y delitos que afectan al país veo al enjuto Jorge Subero Isa vestido con una sotana negra y portando una guadaña, lo mismo que a cada uno de los demás mencionados expresamente y a los mencionados implícitamente. Pues fueron y son éllos los que aplaudieron y aplauden la sentencia a muerte de la ciudadanía inocente e inofensiva y que dicha sentencia a muerte se mantuviera a rajatablas contra viento y marea. Fueron éllos los que aprobaron el listado espeluznante de robos  y de muertes conexas a dichos robos. Fueron éllos los que pusieron en peligro a la sociedad dominicana y a esta a desmoronarse por una elección irreflexiva y contraproducente.

Desde que entró en vigor el Código Procesal Penal (CPP) en el seno de la sociedad dominicana se mantiene una guerra que no oculta su dimensión: es toda una verdadera guerra civil no declarada.   Lo que la muerte se llevó y lo que se está llevando lo vemos y lo vivimos los dominicanos como audiencia de un diario espectáculo macabro.

`El siniestro servicio` prestado por esta mencionada caterva de «benefactores« (¿?) de nuevo cuño ha sido y es un golpe devastador para la sociedad dominicana; por eso en realidad éllos son `Cepepeístas Genocidas-Benefactores Peligrosos` que día tras día nos permiten ver los nuevos eslabones en la cadena del thriller trágico y terrorífico que se desarrolla en todo el país gracias a éllos o a consecuencia de éllos, manteniendo a la sociedad dominicana en un permanente `suspense` ante este cuadro deprimente de atropellos impactantes y demoledores que se expresan medularmente en robos y muertes conexas a los mismos.

Con la vacía carga de sus demagógicas e infundadas afirmaciones intoxicaron a muchos crédulos que todavía al día de hoy carecen de capacidad para comprender la realidad delincuencial que vive la sociedad dominicana, la cual fue y está siniestrada por dichos sujetos.   Todavía al día de hoy intentan barrer en gran medida los espeluznantes descubrimientos inconvenientes bajo la alfombra para pretender intentar no tener remordimientos ante tantos robos y tantas muertes aparejadas a dichos robos.

Pero estamos hablando de un abismo tan trágico y sangriento en el que hicieron caer al país que no lo podemos seguir ignorando, pues nos afecta como si se tratase de un virus sin antídoto, como si se tratase de una epidemia letal incontrolable. Estamos contemplando a nuestro país como un mundo en vertiginosa decadencia y destrucción. La sociedad dominicana agoniza y se retuerce de dolor, transita la vía del colapso gracias a unos extremismos y fundamentalismos jurídicos que dan la impresión de que estamos viendo a la muerte disfrazada de una supuesta «razón« (¿?): los artículos de un código (que proclama un «Estatuto de Libertad« (¿?) y que por su raiz abolicionista penal en realidad procura la Impunidad de la delincuencia) son las bombas y las metralletas que contribuyen al despojo y al asesinato de los ciudadanos componentes de la sociedad y de esta.

Mientras dichos `Cepepeístas Genocidas-Benefactores Peligrosos` viven en su mente un mundo de fantasía con los simulacros esperpénticos de la `Realidad Imaginada` o fantasía del `Orden Imaginado` del Código Procesal Penal (CPP) la realidad que vive la sociedad dominicana ha expuesto todas las tripas gringas y las de los `Ideólogos Genocidas-Dioses Trágicos` del Cono Sur con todas sus heces y no huele bonito. Mientras todos dichos `Cepepeístas Genocidas-Benefactores Peligrosos` dominicanos  están viviendo una mentira sumergidos en sus fantasías (lo que los evidencia como mitómanos), los ciudadanos y la sociedad de la República Dominicana están sumergidos de lleno en una realidad tenebrosa plagada de una Inseguridad Ciudadana que surgió de la mano del nacimiento de ese código  a la vida en la República Dominicana.

Tal pareciera que `un afán necrológico` hizo presa de este conjunto de individuos con fines tenebrosamente inconfesables que ha traído al seno de numerosas familias dominicanas la tragedia de los `In Memoriam`, arrastrando tras éllos un pesado, largo y enorme `Cementerio Cepepeísta` con su sombra larga de tarjas mortuorias, lo mismo que un  pesado, largo y enorme `Hospital Cepepeísta` también con su sombra larga.

Ya no estamos en los prolegómenos de aquel final fatídico de Septiembre del dos mil cuatro (2004): ya hemos visto a dicho código dejar tras de sí un larguísimo rastro de robos, sangre y fracaso de la Administración de la Justicia Penal sorprendentes.

Los dominicanos estamos viendo y viviendo los tiempos convulsos que como consecuencia le trajo dicha normativa procesal penal cepepeísta al país. ¿Quién ajeno al mundo jurídico se habría imaginado, siquiera, que la Inseguridad Ciudadana se convertiría en el principal problema y, consiguientemente, en la principal preocupación del país?  ¿Quién ajeno al mundo jurídico se habría imaginado, siquiera, que numerosas instituciones y personalidades plantearían la necesidad de concertar un «Pacto Nacional contra la Delincuencia«?  ¿Quién ajeno al mundo jurídico se habría imaginado, siquiera, que la delincuencia y su correlativa Inseguridad Ciudadana se convertirían en uno de los principales temas de campaña electoral?

Con el estímulo delincuencial de ese código los dominicanos mueren por miles; con el estímulo delincuencial de ese código han puesto a los habitantes del país a transitar por `El Valle de la Muerte` y no era para menos, pues éllos, más que representantes de la muerte, son la muerte misma en tanto cuanto la personifican.  Y todavía aparecen especímenes de la Judicatura y de sectores vinculados a ella que tienen la cachaza, el tupé, la desvergüenza (para no usar un término más fuerte e impedir caer en algo soez) de atreverse a cantar su `poesía jurídica` en las pantallas de la televisión mientras las víctimas emiten sus ayes y lamentos al caer en manos de los delincuentes tras cuyas repudiables acciones están los nombres de los referidos apoyadores del Código Procesal Penal (CPP) como verdugos espirituales que impulsan a los verdugos materiales a cometer sus actos abominables: son los culpables ocultos, los verdugos invisibles, verdaderos `Genocidas invisibles`, dueños, literalmente (sin la menor de las dudas) de una espeluznante y violenta biografía.

Esa trasnochada pretensión refleja lo desconectado que de la realidad social  están ésos jueces y ésos sectores afines intoxicados por la alienación del cepepeísmo.

Cada vez que un ladrón con antecedentes de robo es puesto en libertad esa puesta en libertad es dispuesta espiritualmente por Jorge Subero Isa y demás precedentemente mencionados;  cada vez que un ladrón con esos antecedentes roba y/o mata a alguien el instrumental arma expoliadora y/o asesina es co-empuñada y usada espiritualmente por Jorge Subero Isa y demás personajes precedentemente mencionados conformantes todos de una `Galería Infame` de `Cepepeistas Genocidas-Benefactores Peligrosos` cargando con toda una enorme procesión de pesadosdespojos, de muertos, de lesionados permanentemente, de heridos y de contusos;  todo un verdadero `Escuadrón de la Muerte y de la Expoliación`, eso y no otra cosa son, pues al apoyar el Código Procesal Penal (CPP) apoyaron y apoyan a los asesinos y ladrones que se benefician del mismo; han devenido, así, en asesinos indirectos de los bienes jurídicos penales de los ciudadanos no delincuentes, lo mismo que en asesinos indirectos de la sociedad que andan `Marcados por el peso de la culpa` de haber puesto a la sociedad dominicana y a sus ciudadanos componentes a transitar por `Una vía de muerte`, a transitar por `El Valle de la Muerte`.

La muerte en la República Dominicana tiene nombres: esos nombres. Y es tarea impostergable ya desmontar los mecanismos del terror.

«Nos casaron con la mentira y nos obligaron a vivir con ella.« José Martí.