gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

I

De una sola planta rara era ese mundo,

con una grosísima raíz y un grueso tronco

que se erigió en pilar sumamente elevado

por sus olivas ramas coronado

y sobre estas en la noche se observaba al satélite lunar aposentado,

clara estampa de un desértico y arábigo

paisaje a Puerto Plata trasplantado.

II

No sé si mi padre o uno de mis hermanos plantó la semilla

desde la cual se produjo su inverosímil crecida.

Obviamente aquella semilla,

en alguna navidad,

al azar,

fue escogida

yen el patio de la casa la dejó plantada

la ocurrencia surgida.

III

Creció alta y soberbia la planta exótica

y se enseñoreó sobre su jardín,

que no era propiamente un jardín,

sino tan sólo el patio de la casa,

al cual gobernaba

teniendo por único súbdito

a Otelo:

unnoble, alto, fiero

y vigoroso perro de color negro.

Ella estaba sola:

era la gobernadora…

de un pequeño imperio,

pero,al fin y al cabo,imperio.

Otelo

era, a la vez, el guardián de aquel vegetal y exótico imperio.

IV

Majestuosa como ella sola

sele veía deleitada

contemplandolos paisajes

y a los árboles de los alrededores;

yéstos, extrañados,

a su vez se la pasaban contemplándolaadmirados.

Todo aquelloera un rasgo extraordinario

de ese universo ordinario.

V

Nunca en aquel patio percibí un jardín.

Tenía la planta de dátiles que llegar a su fin

para, con el tiempo y  a mucho de su transcurrir,

darme cuenta de que ella sóla era un jardín.