juan-francisco-payero-brissoJuan Francisco Payero 

PUERTO PLATA.- Lo que está ocurriendo en Puerto Plata,  con la presencia de fuertes aguaceros e inundaciones,  no es un simple desastre natural, el gobierno central y local son también responsables.

Desde hace de más de 20 años, existe una deuda social y ambiental en la  provincia, en la que no ha sido atendida por nuestras autoridades, una ciudad que es considerada de alto riesgo sísmico y de desastres, donde cada ano tenemos la presencia de ciclones, tormentas, movimientos sísmicos y, fuertes aguaceros e inundaciones.

Hoy los diferentes municipios de la provincia y sus moradores, están pagando las consecuencias no solo las perturbaciones medio ambientales, sino de la desidia e irresponsabilidad de quienes dirigen el destino de la ciudad y provincia.

Los pronósticos de especialistas indican que las lluvias continuaran y la crecida de los ríos podría continuar durante varios días o semanas.

A esto se suma que la economía local este sufriendo perturbaciones a nivel de producción, comunicación y la población está siendo diezmada por las lluvias e inundaciones casi de manera permanente, en momento en que se aproxima la temporada alta de visitas de turistas a la ciudad, en el mes de diciembre.

La catástrofes que hoy está sufriendo el pueblo de Puerto Plata, podría haber sido evitable o mitigada en menor fuerza, si nuestras autoridades hubiesen actuado con la prevención necesaria, en aquellos lugares que desde  hace tiempo han estados identificados, como zonas de altos riesgos y vulnerables.

Hay que resarcir a todos los afectados y damnificados sin condiciones, con soluciones integrales y sostenibles y no meramente con ayudas puntuales de socorro.

El cambio climático es una realidad, afectado por el calentamiento global ha  producido cambio en el sistema de lluvias y el desborde de ríos y cañadas, pero la permisibilidad de las autoridades de permitir extraer materiales de los ríos a compañía constructora, la deforestación de  bosques y montañas, la construcción de urbanizaciones al borde de la montaña Isabel de Torres, el asentamiento humano desbordado, alrededor de ríos, lagunas y cañadas, han profundizado las consecuencias adversas en que hoy se encuentra la comunidad.

Lo que está ocurriendo no es una simple tragedia natural o imprevisible, sino que es resultado, por un lado de una mala administración del territorio de parte del gobierno local y por el otro, una baja inversión de política pública del gobierno en la provincia de Puerto Plata, para enfrentar muchos de los problemas que hoy existen.

En esta sintonía, la ayuda de asistencia y socorro a los afectados y damnificados, debe ir en la dirección de mitigar y reducir su estado de vulnerabilidad, para poder paliar las consecuencias en la que hoy se encuentran.

El estado de emergencia declarado por el gobierno para Puerto Plata, debe contar con la participación y  coordinación de la gobernación, la municipalidad, el empresariado, las organizaciones comunitarias y las entidades de socorro, a fin de que la ayuda llegue realmente a los que hoy se encuentran sufriendo de verdad por estas calamidades naturales.

Debe construirse una verdadera voluntad política común a favor de los que sufren hoy, pues el interés general debe estar por encima de los intereses personales, de partidos y grupos.

Muchos de los  pobladores lo han perdido todo y sus desesperanzas son muy grande, la naturaleza se ha encargado de desnudar a Puerto Plata, para hacerles ver a nuestras autoridades, de que una verdadera voluntad de servicio a la ciudadanía y a las comunidades, puede transformar la actual situación y convertirla en una gran oportunidad, bajo la lluvia para que su mirada este realmente a favor del desarrollo y el bienestar de Puerto Plata.