Lo que está sucediendo en Santiago

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

La tragedia que vive la Provincia de Santiago (que es la misma que vive toda la República Dominicana) en manos de la delincuencia queda retratada por una serie de noticias provenientes de la misma. Como escribo para el presente y para el futuro (debido a la clara indiferencia glacial tanto del Presidente de la República, Lic. Danilo Medina Sánchez, que vetó un proyecto de reforma legal que apenas representaba una solución superficial al gravísimo problema de la delincuencia, como de los mismos legisladores, la mayor parte de los cuales no son más que simples borregos del primero), y si es que acaso para ese futuro no hemos sido exterminados todos ya, me permito a mí mismo la licencia de citar en este tema algunas noticias completas como especie de material en bruto para que se pueda palpar directamente –y no por simples referencias alusivas del suscrito- lo que está viviendo la sociedad de Santiago (dichas citas forman parte de toda una especie de catálogo más amplio que he titulado `La delincuencia en Santiago` y que habrá de ser publicada por separado en una publicación de otra índole y más amplia que la presente debido al grosor de dicho otro material). Aquí pude haber sintetizado en brevísimas líneas el contenido de cada una de las noticias en cuestión que casi a continuación cito y así le hubiera facilitado y agilizado el trabajo al lector, pero mi interés es que éste (sea lector normal, sea lector estudioso de la Criminología, sea lector estudioso crítico del procesalismo penal cepepeísta) aprecie directamente el verismo del contenido áspero de cada una de dichas noticias sobre los hechos en ellas narrados y ni hablar del conjunto que conforman. Recojo estas citas en específico porque las mismas prácticamente hablan por sí mismas y permiten apreciar no sólo lo relativo a la amplia cantidad de crímenes y delitos que viene sufriendo la sociedad de Santiago, sino también el efecto psicosocial subsiguiente a aquel primer efecto. Veamos:

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2) Diario Libre. Noticias|01 jul 2015, 12:00 AM|1|POR Narciso Pérez

Miles marchan contra la delincuencia, en Santiago

Piden la acción del gobierno.

SANTIAGO. Moradores del complejo habitacional Villa Olímpica, en la zona sur, realizaron una marcha-caminata por las principales calles de ese sector, reclamando de las autoridades policiales mayor protección y vigilancia, con la finalidad de disminuir los robos, atracos y asesinatos que han sucedido en los últimos días. Los comunitarios se congregaron en las inmediaciones del local del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) en la avenida Paseo de los Periodistas, desde donde partieron para la avenida Salvador Estrella Sadhalá, luego tomaron la avenida Circunvalación y concluyeron en la parte frontal del CDP. Varios dirigentes comunitarios denunciaron que los robos y atracos se producen a cualquier hora del día. El reverendo Javier Báez, subdirector de la Pastoral Juvenil, informó que la actividad se realizaba con la finalidad de llamar la atención de las autoridades gubernamentales, pero también para que las juntas de vecinos, los grupos profesionales, las amas de casas y los comerciantes de la zona, se unifiquen para enfrentar los actos delictivos y criminales. Dijo que hace tiempo que el Gobierno debió intervenir con acciones puntuales y drásticas los barrios de Santiago, ya que todos son azotados por la criminalidad. Mario Reyes, de la junta de vecinos de la manzana A, de la Villa Olímpica, informó que después del asesinato de los dos jóvenes en esa comunidad, alrededor de 40 familias retiraron sus estudiantes de la universidad.

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4) Diario Libre. Noticias|02 jul 2015, 12:00 AM|POR Narciso Pérez

Empresario preocupado por crimen

SANTIAGO. Un expresidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago (ACIS) declaró que es “altamente preocupante” el auge de la delincuencia en esta ciudad y afirmó que fue “la justicia la que mató” recientemente al empresario maeño Juan Nicolás Reyes (Juan Frutas) al poner en libertad a uno de tres que le dispararon. Leonel Gutiérrez declaró que ante la gravedad de la situación que se vive en esta ciudad y en todo el territorio nacional, es necesario que se produzca una alianza entre los sectores , para frenar o disminuir sustancialmente los hechos delictivos y criminales que sacuden los cimientos de la sociedad dominicana.

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6) Diario Libre. Noticias|03 jul 2015, 12:00 AM|POR Narciso Pérez

Sectores Santiago se unen contra violencia

Firman declaratoria con 20 puntos, en los cuales se trabajará de inmediato

SANTIAGO. El procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, elogió el surgimiento aquí de la entidad denominada “Compromiso Santiago para la Seguridad”, con el objetivo de reducir a su mínima expresión los hechos de violencia y criminalidad que mantienen en zozobra a miles de familias residentes en esta ciudad y en la región Norte. El espacio es integrado por más de 80 instituciones de la sociedad civil, entre las que se destacan asociaciones empresariales e industriales, juntas de vecinos, grupos comunitarios y barriales; así como autoridades civiles y policiales. La actividad, celebrada en el auditorium del Centro León, se inició con las palabras de Juan Ramírez, presidente de la Fundación Vanessa, quien explicó los trabajos que realizaron las diversas comisiones en que se dividieron los representantes de las entidades, desde noviembre de 2014, donde fueron analizadas las principales causas que originan los asaltos, robos, atracos y asesinatos agravados en esta ciudad. “Este es un gran esfuerzo de toda la sociedad de Santiago que de seguro dará sus resultados positivos en la lucha contra la delincuencia y la criminalidad”, declaró Domínguez Brito previo a firmar la declaratoria donde están consignados los 20 puntos, en los cuales se trabajará de inmediato para reducir los hechos de violencia y la criminalidad. En el acto se proyectó un documental con algunos hechos trágicos, que termina con un llamado a unificarse contra la violencia.

7) Hieren hermana ministro de Interior y Policía

Jul 13, 2015 Redación Impacto Digital

La ex gobernadora de Santiago, Rosa Fadul de Villamán fue atendida en un centro privado luego de que fue asaltada por dos jóvenes, para quitarle una cadena la noche del pasado domingo, mientras en la galería de su residencia. La hermana del ministro de Interior y Policía, Ramón –Monchy- Fadul, recibió herida de arma blanca en el cuello, por los delincuentes, por lo que tuvo que ser trasladada a la Clínica Corominas. Rosa Faul, recibió atenciones médicas en el citado centro clínico, y posteriormente fue despacha a su hogar. Los asaltadores, inmediatamente cometieron el hecho, emprendieron la huida.

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Esos titulares y las noticias que tienen al pie revelan lo que está sucediendo en Santiago, pero en realidad gran parte de todo eso mismo está ocurriendo en todo el país: la única diferencia respecto del resto del país es que se da a conocer la existencia en Santiago de un amplísimo y gran movimiento de instituciones y personas de dicha provincia que buscan organizarse para tratar de «encarar« el aluvión delincuencial que le ahoga.

¿Cuáles fueron esos veinte (20) puntos que se suscribirían? He hecho todo el esfuerzo posible por obtener el documento en cuestión, pero me resultó imposible obtenerlo. Según me informó alguien que dice haber leído el contenido del mismo supuestamente dicho contenido consiste esencialmente en que los ciudadanos de la Provincia de Santiago adoptarían medidas que en su mayor parte pueden ser calificadas de `auto-constricción` como la ya realmente para nada sorprendente (aunque no lo parezca) de la infantilidad de cada ciudadano `acostarse temprano`, así como `salir a las calles lo menos posible y adoptando la máxima precaución posible` y otras cosas más o menos análogas. La sociedad de Santiago acudiría, pues, al uso y al gasto de una serie de recetas algunas de las cuales sólo traducen terror frente a una situación que la acosa y la desborda lo mismo que impotencia y auto-constricción de parte de dicha sociedad y de cada uno de sus componentes.

Esa delincuencia rampante que está afectando a Santiago es otra expresión concreta de la necesidad que tiene toda la sociedad nacional de organizarse para exigir la derogación y substitución del Código Procesal Penal (CPP). Mientras eso no se haga seguiremos viendo lamentablemente inocuas e inútiles marchas contra la delincuencia hasta que finalmente se haga consciencia sobre cómo las mismas deben ser organizadas en forma y tanto frente al Palacio Nacional como frente al Congreso Nacional y se culmine así con las realizaciones de `Las Verdaderas Marchas de los Verdaderos Pendejos` como señal de que los ciudadanos dominicanos han dejado de ser «pendejos« ante las «explicaciones« banales y nada convincentes sobre las supuestas causas de la delincuencia y que, en realidad, buscan ocultar la verdadera causa de que la delincuencia en nuestro país haya proliferado como ha proliferado como lo es el hecho de que dicho código haya sido puesto en vigor generando toda esta delincuencia aterrorizante con sus asiduos y continuos robos, homicidios, heridas y contusiones o golpes. Los organizadores de las diferentes marchas que se han producido en el país no han sabido actuar poniéndose en contacto con sus homólogos de las diferentes provincias del país y del Distrito Nacional para organizarse éllos entre sí para, a su vez, poder organizar marchas , es decir, no una marcha y ya: no: repito: reiteradas y continuas marchas frente al Palacio Nacional por ser la sede de la oficina del Presidente de la República, así como también frente al Congreso Nacional. Mientras no se produzcan esas necesarias reiteradas y continuas marchas frente a dichos dos lugares seguirá la indiferencia glacial tanto del Presidente de la República como del Congreso Nacional frente a un fenómeno tan destructor que diariamente, sin cesar, se engulle vidas humanas, integridades físicas, propiedades privadas (lo mismo que propiedades públicas), etcétera; mientras eso no ocurra seguiremos viendo muertos, heridos y contusos conexos a robos, etcétera; mientras eso no ocurra las marchas que se realicen aisladamente en cada punto del país seguirán cayendo en los oídos sordos tanto del Presidente de la República como de los legisladores del Congreso Nacional.

Lo sucedido a la exgobernadora de Santiago, Rosita Fadul de Villamán, sólo revela y confirma, una vez más, que también los funcionarios y sus relacionados pueden ser afectados por la delincuencia generada por el CPP, que no están exentos de ser víctimas de dicha delincuencia. Pero a diferencia de élla los demás ciudadanos de la República no gozan de la esperanza de que sus respectivos casos puedan llegar a solucionarse con la captura y con la condena de los delincuentes respectivos, pues dichos otros ciudadanos no gozan del privilegio de tener un hermano Ministro de lo Interior y Policía ni del privilegio de tener a una cuñada Presidente de la Cámara Penal de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Santiago. Lo aspiracional es que todas las víctimas tengan el mismo amparo, no que haya desigualdad en dicho amparo.

Ese grupo grande de Santiago que se está organizando por la delincuencia que existe allá es una clara expresión de que dicha sociedad no está afectada por `El Síndrome de Teógenes`, es decir, no está afectada por el Síndrome del Suicidio, pues la sociedad como las personas reacciona como un organismo viviente para preservar su propia existencia.

Sabemos: que están hastiados del miedo en que viven; que quieren que el cielo deje de ser para los delincuentes y que cese el infierno para los ciudadanos no delincuentes; que cesen las cifras escalofriantes y temibles de ciudadanos víctimas de la delincuencia que diariamente pasan a engrosar las Estadísticas de los crímenes y delitos sufridos por ciudadanos indefensos; que allí existe un clamor unísono contra la delincuencia; que quieren que por lo menos disminuyan ampliamente los niveles de violencia delincuencial que ha llevado a la tumba a miles de santiagueros en pocos años; que quieren evadir lo más posible a `La tómbola de la muerte`; a `La tómbola de los heridos`; a `La tómbola de los contusos`; a `La tómbola de los robados`; etcétera; que quieren que disminuyan las acciones y dichos efectos negativos que viene produciendo la parte del ISIS dominicano no islamista que está actuando en Santiago; que disminuyan los cinturones de tragedias delincuenciales y las cadenas de tragedias delincuenciales; que están sumamente afectados por las impresiones que han dejado su huella al ocurrir y pasar dichos hechos lamentables; etcétera.

Ahora bien, ¿para lograr qué se han unido en voluntades los santiagueros? La mente humana busca urgentemente una explicación a las cosas y realmente todo tiene una explicación perfectamente natural. El problema no es la Policía Nacional: esa institución se ha cansado de apresar numerosas veces a todos ésos delincuentes (tanto es así que dicha institución policial puede mostrarles a éllos los historiales delictivos de cada uno de ésos apresados), pero tanto el Ministerio Público como los jueces proceden a ponerlos en libertad con una facilidad pasmosa, que aterra, y es por eso que éllos, los delincuentes, y no los ciudadanos no delincuentes, son los que están en las calles haciendo y deshaciendo. El único que acertó en sus declaraciones al referirse al quid del problema fue el empresario Leonel Gutiérrez que dijo que de no ser por la Justicia haber soltado al asesino al que él se refería dicho asesino no hubiese podido matar al empresario que luego mató; citamos nuevamente sus palabras: «fue “la justicia la que mató” recientemente al empresario maeño Juan Nicolás Reyes (Juan Frutas) al poner en libertad a uno de tres que le dispararon.«

La gigantesca ola delincuencial que azota a todo el país y a la Provincia de Santiago no es una maldición que le cayó ahora de repente al país y a la Provincia de Santiago. Tras su estudio y análisis los misterios quedan revelados. Dicha gigantesca ola delincuencial tiene su génesis con fecha muy precisa: el veintisiete (27) de Septiembre del año dos mil cuatro (2004) entró en vigor en la República Dominicana el Código Procesal Penal (CPP) que les garantiza a los delincuentes no sólo el estar en las calles delinquiendo, sino que también les garantiza impunidad en más de un noventa y nueve por ciento (99%). Los tantos tiranos privados que la Justicia Penal, por aplicar el Código Procesal Penal (CPP), tiene sueltos en las calles delinquiendo, todo eso es parte de los efectos de la vigencia de dicho código. El Hilo de Ariadna de todos esos crímenes y delitos desbordados sólo conduce a un mismo punto de origen: a dicho Código Procesal Penal (CPP). A toda la sociedad dominicana se le originó un cataclismo al imponérsele el código de referencia, sumiéndola de esa manera en `Los días del Terror`, en `La época del Terror`, pues el código en cuestión en su funcionamiento es una verdadera `Máquina de Terror` para la sociedad y para las víctimas de los delincuentes: el Código Procesal Penal (CPP) se caracteriza por su eficacia para favorecer al delincuente y por su ineficacia para favorecer a la sociedad y a las víctimas. Tras su vigencia los ciudadanos sanos se preguntan si los delincuentes son `bandidos o caballeros`, pues su Dogmática tiene la clara hipocresía de encubrir las fechorías de los delincuentes, lo cual se traduce en una práctica brutal que todo lo justifica generando un funcionamiento judicial burocrático producto del adoctrinamiento y de la consiguiente alienación que el cepepeísmo genera en los representantes del Ministerio Público y en los jueces penales al castrarlos del análisis crítico frente a dicha maquinaria legal de muerte y destrucción masivas y al eximir arbitrariamente a dichas autoridades de cualquier esfuerzo de explicación plausible y creíble.

Dos `Dioses Trágicos` de nacionalidad argentina, Eugenio Raul Zaffaroni Cataneo y Alberto Bínder, flotan sobre Santiago (al igual que sobre toda la República Dominicana) que ha aportado sus cadáveres, sus heridos, sus contusos y sus robados. El abolicionismo penal (por el que propugnan «los dioses« (¿?) argentinos del cepepeísmo Eugenio Raul Zaffaroni Cataneo y Alberto Binder) que el Código Procesal Penal tiene por raíz es una concepción regresionista al estadio histórico del salvajismo. El cuasi-abolicionismo penal del cepepeísmo es un intermedio con más pie en el estadio histórico del salvajismo que en el estadio histórico de la civilización aunque pretende ser una supuesta expresión «de la civilización«. (¿?) Como bien dijo el General Babieca: «-…no hay nada peor como una medianía pretensiosa o una ignorancia atrevida.« (Colson, Jayme: El General Babieca y Patricio Flaquenco; 1916, T. II, página No.223) La raíz abolicionista del cuasi-abolicionismo en cuestión explica el Ultragarantismo del cepepeísmo. Dichos dos «dioses« (¿?) argentinos buscaban originalmente sin tregua al Dios Mayor, al real Creador del Universo y del Multiverso, pero desviaron su camino y, por ello, en realidad terminaron buscando sin tregua a Satán hallándolo junto a sus legiones, a través de la pesadilla social que ha significado el experimento jurídico del Código Procesal Penal (CPP), aturdiendo de tal modo a la sociedad que prácticamente la han dejado caer sin sentido, exangüe y en estado de convulsión agonizante. Como los dioses hindúes dichos «dioses« (¿?) argentinos, con sus recetas jurídicas, le echan leña al fuego de la sociedad y a los consiguientes enfrentamientos entre héroes, demonios, linajes y humanos de diferentes índoles.

¿Vio la Provincia de Santiago semejante cantidad de crímenes y delitos antes de entrar en vigor el Código Procesal Penal (CPP) el veintisiete (27) de Septiembre del dos mil cuatro (2004)? ¿Alguna vez antes de entrar en vigor el Código Procesal Penal (CPP) el veintisiete (27) de Septiembre del dos mil cuatro (2004) la Provincia de Santiago se vio en la necesidad de desplegar alguna forma de movilización o de organización siquiera remotamente parecida a esta causada alguna vez anterior por la delincuencia? Sólo hay que hacer un ejercicio recordatorio y comparativo.

Esos grupos y personalidades de la Provincia de Santiago que quieren proteger a su sociedad y quieren protegerse éllos mismos y a los suyos y a sus bienes respecto de la delincuencia deben de buscar de asesores a abogados críticos del Código Procesal Penal (CPP) para que los orienten en los reales pasos que deben de dar y todos los cuales pasos conducen a una única meta: a solicitar la derogación y substitución de dicho Código Procesal Penal (CPP) por la infuncionalidad y el fracaso del mismo frente a la delincuencia, la cual fomenta con dicha infuncionalidad y fracaso.

No se puede pretender acudir a abogados pro-CPP, pues ahí lo que hay son egos abogadiles nublados por la alienación del cepepeísmo, ya que hacer tal cosa y nada es lo mismo: implicará y significará una enorme pérdida de tiempo: éllos creen tener «su explicación« (¿?) tomada de la nebulosa alienante del cepepeísmo, la cual les hace creer que éllos son «amos y dueños absolutos de «la verdad«« (¿?), que «la verdad no existe ni fuera del cepepeísmo ni fuera de éllos« (¿?), los alienados por el cepepeísmo. Su alienación ideológico-jurídica cepepeísta les lleva a auto-creerse «iluminados« (¿?) «dirigidos y orientados por una Hermandad de Iluminados, Hijos de la Luz, iniciados en los misterios del Oriente por Altos Miembros de la Jerarquía de Adeptos, y capacitados por ende para llevar nuestra Era a su perfección« (¿?)

El hecho de éllos haberse colocado someramente frente a reflejos de escritos y a escritos de `las gorgonas horribles`  autocreídos «dioses« (¿?) que responden a los nombres de Eugenio Raul Zaffaroni Cataneo y Alberto Bínder, los cuales les exhiben «sus joyas esplendorosas« (¿?) y su «muy florida« (¿?) y «deslumbrante« (¿?) jerga cepepeísta, los ha llevado a «luchar« (¿?) a nombre de ideales espurios que sólo provocan muerte y destrucción: la muerte y destrucción que ha llevado a los ciudadanos y organizaciones de Santiago a querer organizarse contra la delincuencia.

La fantasía alienante que nubla sus cabezas les hace aceptar como algo natural el desbordamiento delictivo existente en la propia sociedad en que viven y existente en todo el país después del CPP y supuestamente como «inexistente« (¿?) la clara conexión entre dicho desbordamiento delictivo y la aplicación del amontonamiento de los absurdos institucionales de raíz abolicionista penal que contiene el CPP, cuando lo cierto es que la aplicación de ese amontonamiento de dichos absurdos institucionales de raíz abolicionista penal contenidos en el CPP es lo que ha traído este amontonamiento de cadáveres, heridos, contusos y robados; la aplicación de ese amontonamiento de dichos absurdos institucionales de raíz abolicionista penal contenidos en el CPP es lo que diariamente escribe con letras de sangre, luto y dolor toda esa `Historia de absurdos inimaginables` consistentes en todas esas innecesarias muertes, heridas, contusiones y robos. Y la consiguiente flatulencia de esa equivocada forma de «pensar« (¿?) del cepepeísmo, de ese equivocado negacionismo cepepeísta cegado ante la razón y ante la realidad (que más clara no ha podido ser), se ha sentido por doquier en toda la sociedad nacional con los consabidos múltiples efectos negativos y apocalípticos del CPP. Las noticias citadas nos retratan a la ciudad de Santiago como `otra ciudad del temor y de la furia`, a la Provincia de Santiago como `otra provincia del temor y de la furia` que pertenece a la nacional `Sociedad del temor y de la furia`, y no es para menos, pues Santiago es pasto de la violencia delincuencial (como todo el país, sin excepción).

Lo que está sucediendo en Santiago es el producto de un error histórico: la adopción y puesta en vigor del Código Procesal Penal (CPP) fue y es un error histórico. La Historia confirma que toda consideración con el error es y será siempre cobrado con creces. Hoy la delincuencia abruma a Santiago (como abruma a todo el país, sin excepción) con todo su enorme tinglado de «daños colaterales« (¿?) producidos por el experimento jurídico llamado Código Procesal Penal (CPP). Todos ésos muertos, heridos, contusos y robados: «todo eso es daño colateral« (¿?) para los cepepeístas; es decir, todos ésos muertos, heridos, contusos y robados son «nada« (¿?), lo que es «algo« (¿?), y «muy importante« (¿?), para éllos lo es `La Máquina del Terror` que es el referido Código Procesal Penal (CPP). Todos ésos muertos, heridos, contusos y robados: «todo ese daño colateral« (¿?) son «tan sólo parte de los fracasos obtenidos por el camino de la redención de la sociedad dominicana y de la República y en aras de la redención de ellas« (¿?) buscada dicha «redención« (¿?) «a través del Código Procesal Penal (CPP)« (¿?). Con semejante cínica concepción llegamos a `Un Paraíso Letal` con su `Prosperidad de Los Inicuos`, con su `Club de No Inicuos Aspirantes a Sobrevivir y Sobrepasar esa Etapa del Terror`, a `Una sociedad que colapsa`, que `naufraga irremediablemente` todo ello producto de que se procedió a: «Abrir los nidos por donde la sombra almacena sus huevos negros.« (Ruano, Manuel: El jardín de los escorpiones) Y la delincuencia y su connatural violencia proceden, de consiguiente, a arropar de forma natural a toda la sociedad porque las instituciones judiciales penales no funcionan debido a la infuncionalidad y al fracaso del Código Procesal Penal para combatir la delincuencia ya que el mismo no fue concebido para combatir a la delincuencia, sino, por el contrario, para proteger a la delincuencia.

¿Todas esas organizaciones de la sociedad de Santiago han hecho ese movimiento sólo «para que nadie se sienta dueño del silencio«? ¿Ahí paró todo? ¿Obtuvieron reales soluciones? ¿Hubo real solución alguna?

La más penosa de todas estas noticias que emanan de Santiago es la que recoge las declaraciones de un legislador santiagués, de un diputado santiagués, y digo que es penosa porque tanto él como los otros dieciséis (16) diputados colegas suyos de Santiago a los que él alude tienen todos iniciativa legislativa para solucionar ese problema de la delincuencia, pero ninguno hace absolutamente nada en contra de dicho código. Es a todos ésos legisladores que la sociedad santiagués debe de reclamarles que actúen al respecto, para que todos dejen de estar dando vueltas insípidas alrededor de un mismo punto por no buscar la real solución al problema. Mientras ese código siga vigente seguiremos viendo y sufriendo exactamente el mismo espectáculo sanguinario y expoliador, seguiremos  viendo  cómo la catástrofe jurídica del cepepeísmo amontona  cadáveres sobre cadáveres  y ruina  sobre  ruina  y  cómo  el caos se  acentúa  indiferente. Como diría Hamlet: «The rest  is silence.«