15-15-08-53-18-7866499Alguien tiene que decirles. Alguien tiene que darles a conocer que se puede luchar y vencer mediante la unidad so pena de permanecer para siempre como han vivido sumidos en la más espantosa miseria.
Muchos de nosotros estamos incapacitados para conocer a ciencia cierta, por qué los cangrejos no se escapan del cántaro aunque este permanezca destapado.
Es la ilustración, es el cuentecito que se relata muchas veces, para enrostrarnos la incapacidad de trabajar en equipo.
Si “supieran” los cangrejos, que de permanecer encadenados por las muelas, con el que está al borde en la cima del cántaro y todos del mismo lado el propio peso haría voltear el envase y quedar libre.
No es al azar, que en nuestras barriadas aquellos comunitarios organizadores de reuniones, promotores de huelgas y marchas, quien demuestra tener un poco de luz los nombran como ”enlaces” de tal o cuál institución gubernamental o municipal.
Se teme que puedan “organizar a los cangrejos”.
Y es en esas condiciones de inseguridad, falta de higiene, expuestos a diversas enfermedades, con sus ranchos o casas casi al caerles encima, candidatos seguros de hospitales y “programas sociales” visitados cada cuatro años por muchas de nuestras autoridades para demostrar al colectivo de electores, cuánto les interesan como seres humanos.
Alguien tiene que decirles a esos que no tienen acceso al Internet ni a las redes sociales, que se puede  salir, escalar a otras condiciones de vida.
Alguien tiene que decirles a esos que apenas saben deletrear y escribir sus nombres en sílabas,             que se puede escapar del “cántaro” hacia un mundo de esperanzas y de mejores oportunidades.
Alguien tiene que decirles a esos que desde remotos callejones o cañadas apenas alcanzan a oír las potentes bocinas con que ahora en tiempo de campaña electoral muchos pretenden darse a conocer personalmente, que sus votos  no pueden ser para aquellos que se han tardado tanto en intentar siquiera ayudarles en su infortunio de vida.
Juntos pueden hacer inclinar y que caiga el cántaro que les aprisiona.