gregory castellanosPor Lic. Gregory Castellanos Ruano

¿De qué es partidario Louk Hulsman?: Del Anti-estatismo y del Anti-Derecho Penal:

El holandés Lodewijk Henri Christian Hulsman, conocido en realidad como Louk Hulsman (nació el ocho (8) de Marzo del año mil novecientos veintitrés (1923) en Kerkrade  y murió el veintiocho (28) de Enero del dos mil nueve (2009) en Dordrecht.  En su concepción «el poder punitivo del Estado es un problema«, un problema ante cuya «dañosidad«  e   «inutilidad«  es de opinión que el mismo debe de ser abolido.  Su pensamiento, junto con el del francés Michel Foucault y de otros que en respectivos temas trataremos pertinentemente, ha sido fuente legitimadora del procesalismo penal contenido en el Código Procesal Penal Tipo para Iberoamérica y de los clones del mismo vigentes en Iberoamérica. Todas las líneas del pensamiento de Hulsman las iremos destacando con las citas contenidas en el presente  tema.

 

Escenario simbólico usado por Hulsman. Cambio de la sociedad argentina frente a la realidad pavorosa del «paraíso« (¿?) jurídico propugnado por Hulsman:

Las citas de Hulsman usadas de aquí en adelante provienen de una charla sostenida por él con estudiantes de Derecho argentinos no en un centro académico ni en otro lugar usual de charlas, sino en la Cárcel de Villa Devoto, Buenos Aires, el doce (12) de Septiembre del dos mil siete (2007).

Si él hubiese estado vivo y ese acto hubiese sido celebrado a la altura de esta fecha del año dos mil quince (2015) a Louk Hulsman lo hubiesen dejado encerrado en una de las celdas carcelarias de esa prisión por sus ideas ser consideradas peligrosas o por considerarlo loco, en razón del efecto destructivo  que diariamente sufre la sociedad argentina por los ataques  a manos de la delincuencia y del consiguiente descrédito de la doctrina del cepepeísmo una de cuyas fuentes «legitimadoras« (¿?)  lo es el discurso de Hulsman, produciéndose una situación casi análoga a la entrada y a la salida del juez argentino Eugenio Raul  Zaffaroni Cataneo de la Suprema Corte de Justicia de Argentina, ya que para Zaffaroni poder entrar y para poder salir de allí tiene que hacer ambas cosas con la ayuda de un amplísimo contingente policial al estilo de un comando SWAT ampliado para poder brindarle protección contra toda la ira acumulada contra él (y contra otros como Alberto Binder y demás a los que el tiempo se ocupó por sí sólo de desenmascarar como rotundamente equivocados),  y  a quien en toda Argentina llaman `El Gran Aliado de la delincuencia` de ese país por ser uno de los teóricos del procesalismo penal cepepeísta que abreva raíces de pretensa legitimación en la forma de pensar de Hulsman y de otros de razonamientos más o menos parecidos. Dicha ira se enfoca más sobre Zaffaroni porque sus pronunciamientos destemplados los hace desde su condición de juez secuaz de esa escuela de pensamiento equivocada.

El nivel de consciencia logrado por el pueblo argentino ha sido una consecuencia del sufrimiento que ha padecido y padece por ese sistema procesal penal que busca ser «legitimado«  en las ideas de personajes como Hulsman, Foucault,  Zaffaroni, Binder y otros, todos los cuales con propiedad pueden ser tildados de `Los dioses del CPP`. El Papa argentino Jorge Bergoglio en una carta que en este año dos mil quince (2015) le dirigió a un diputado argentino amigo suyo exhortándolo a luchar por impedir «la mexicanización« de Argentina es un claro síntoma de la línea del desastre por la que camina Argentina de la mano de ese código basado en ideas como las de LouK Hulsman.  La proliferación de las numerosísimas urbanizaciones tipo castillos feudales medievales con todo incluido construidas por el miedo reinante y para que los habitantes no tengan que salir, con vigilancia privada, cámaras, alambres de púas y otras protecciones encima de altísimas paredes, es sólo uno de los numerosos efectos que ha producido la vigencia de dicho sistema procesal penal en Argentina. En ese país se instaló, propiamente hablando, `El Reino del Terror Delincuencial`. En síntesis, en el pueblo argentino  los ciudadanos se sienten profundamente defraudados con dicho código jurídico por todos los efectos perniciosos que se han producido y se siguen produciendo durante la vigencia del mismo.

 

Origen de la obsesión anti-estatal y de la obsesión anti-Derecho Penal en Hulsman:

Hulsman explica de la siguiente manera el origen de su forma de pensar:

«…Estudiante: Bajo estas consideraciones históricas de las que nos ha hablado, Usted funda la ilegitimidad del sistema penal o la prisión. Ahora bien, teniendo en cuenta el antiguo paradigma criminológico biologista de Lombroso, Ferri y otros que ha perdido total vigencia en la actualidad, pues en la práctica se demostró que el origen del delito —en gran medida— se debe a las marcadas diferencias sociales y económicas de la sociedad. ¿Usted piensa que este nuevo paradigma seguirá evolucionando o que cambiará radicalmente?

Hulsman: …Vuelvo a su pregunta, en mi opinión, la justicia penal en muchos aspectos es una manera de actuar indefendible en una sociedad secular y en algún momento las personas descubrirán eso, pero ¡váyase a saber cuándo! Ahora, les voy a contar cierta historia. En Holanda, después de la segunda guerra, yo era joven, tenía entre 20 y 25 años, estaba viviendo en Holanda, cerca de los alemanes, el otro lado de la calle era alemán. Así que yo vi desde chico qué pasó en Alemania, vi como un país que no era distinto a Holanda, cambió y se transformó en un país nazi. Todos con uniformes extraños, personas a las cuales se les destruyeron las casas, gente uniformada con la sigla S.S. Después, en 1940 los alemanes vinieron y nos ocuparon y yo por supuesto estaba muy enojado por eso, pues lo pensaba imposible, después yo me incorporé a la resistencia en contra de los nazis. En la resistencia hicimos todo tipo de cosas que normalmente se considerarían ilegales, destruimos la administración, porque la administración estaba ocupada por los alemanes y se usaba para arrestar gente, y cuando las personas de la resistencia fueron a prisión, atacamos la prisión y los liberamos, así que hicimos todo tipo de cosas. Por supuesto que por los alemanes fue llamado terrorismo. Nosotros lo que veíamos era que el Estado holandés no actuaba en contra de los alemanes, las leyes cambiaron bajo la influencia alemana, la policía aplicó las nuevas leyes, los jueces aplicaron las nuevas leyes, como si así lo hubieran hecho desde siempre. Ellos tenían leyes nuevas, entonces aplicaban leyes nuevas. Esa fue nuestra experiencia. Así que no creíamos más en el Estado después de la liberación, pero claro, nosotros también nos volvimos Estado. Yo trabajé en el Ministerio de Defensa y después trabajé en el Ministerio de Justicia, pero todo el tiempo teníamos muy claro que no podíamos creer en el sistema en el que estábamos trabajando. Entonces había muchas personas que estaban trabajando en el Estado, que aunque no era un pensamiento abolicionista puro, tenían en claro que las personas no tenían por qué estar en la prisión y que no había legitimación para mantener en prisión a las personas que estaban detenidas. Muchas personas sin estar organizadas y sin pertenecer a ningún grupo, empezaban a pensar estas mismas cosas. El Director General de todas las prisiones de Holanda, su nombre era Birirmage, que también en ese momento era profesor de penología, decía como parte de su enseñanza “yo no sé si las cárceles son necesarias en nuestra sociedad, yo no sé si las prisiones son legítimas, yo sólo sé una cosa: si ustedes quieren un sistema que les dé a las personas la posibilidad de mejorar sus vidas, las prisiones no son ese sistema. Las prisiones tienen una influencia muy negativa sobre las personas. Como estructura disminuye las posibilidades de tener una vida plena”. La única cosa que yo quiero hacer, decía el Director de prisiones, es mejorar la vida de los detenidos en las prisiones, hacer que ese daño sea reducido al mínimo. Y la minimalización tiene que ver también con la duración de la condena. Y entonces en veinticinco años, con este tipo de pensamientos que crecía en la sociedad holandesa, con ese criterio, en 1955 teníamos cincuenta y cinco personas detenidas por cada cien mil habitantes. Se tomaron distintas medidas como acortar sentencias, liberar antes, razón por la cual en 1975 teníamos dieciocho personas detenidas por cada cien mil habitantes. Existía un criterio común dentro de todos los que estaban relacionados a las cárceles, de que si tenía que haber cárcel, las condenas nunca podían superar los cinco años. Eso pasó en Holanda, razón por la cual ustedes pueden ver que se pueden cambiar las cosas. Pero claro, pueden cambiar para mejor y pueden cambiar para peor, porque entre el año 1975 y el año 1980 la cifra comenzó a ser un poquito más alta. Fue el período en el que las políticas internacionales sobre drogas empezaron a hacer efecto en Holanda. Pero entre el año 1980 y 2007 la cifra creció a ciento treinta y siete personas detenidas por cada cien mil habitantes. ¿Se dan cuenta que no se puede creer en un sistema como este?.«

O sea que si Hulsman no hubiese pasado por la experiencia por la que pasó en manos de los nazis él nunca hubiera hablado del trago amargo de su experiencia provocada por un Estado totalitario como lo era el Estado nazi. Esa experiencia sufrida por él es el origen de su forma de pensar. Por ello sus conclusiones son tan falsas como su propio punto de partida, este baña y colora a todas aquellas, pues un Estado totalitario no tiene los mismos valores de un sistema democrático; además de que la visión nazi es todo un asalto a la razón y ese asalto a la razón produjo, a su vez, en Hulsman (y quienes piensan como él) otro asalto a la razón: Hulsman pretende combatir un exceso con otro exceso, lo cual no es más que una irracionalidad.  Caer preso bajo un régimen totalitario no es lo mismo que caer preso bajo un régimen democrático por cuyos valores está provisto de mecanismos procesales para impedir el abuso o para hacer cesar el abuso.

 

La intervención de ciertos entes estatales como supuestos «creadores« (¿?) del delito, un reflejo de la persistencia de la obsesión anti-estatal y anti-Derecho Penal en Hulsman:

«Un hecho punible es un hecho en que la policía, el Fiscal, el Juez, trabajan juntos en ese hecho y entonces transforman un hecho punible en un delito. Si no era un delito en el comienzo se transformó en un delito con todas esas intervenciones. Si uno lo mira de manera diferente y reconstruye el hecho de una mirada diferente, uno encuentra algo diferente. Si uno ve el mismo hecho a través de la justicia civil, luce diferente.«

En el sistema penal liberal clásico de Occidente ni la Policía, ni un fiscal ni un juez crean Derecho Penal: la única fuente creadora del Derecho Penal lo es la Ley Penal por aplicación del apotegma del Nullum Crime, Nulla Poena sine lege.

 

La cuantificación de las víctimas, persistencia de la obsesión anti-estatal y anti-Derecho Penal de Hulsman:

«Ahora, si ustedes se fijan la población penal de Argentina, es cierto que en Argentina ha crecido mucho más que en Holanda, pero lo que no ha crecido fueron las víctimas. Prácticamente la estadística es la misma, se dan cuenta que el sistema de justicia penal es algo totalmente diferente, aumentan los culpables sin que hayan aumentado las víctimas.«

Lo que quiere significar es que la mayoría de las infracciones penales son cometidas en perjuicio de una víctima llamada Estado y que está «mal« (¿?) que el Estado tenga tanta presencia como víctima ya que de no ser tan omnipresente en ese sentido habría menos Derecho Penal y, por tanto, menos presos y, a su vez, menos cárceles. Lo que él no percibe es que ni el surgimiento ni el crecimiento del Derecho Penal son un producto artificioso, sino que los mismos obedecen a que cada delito se crea obedeciendo a una específica necesidad social y que al ir creciendo esas específicas necesidades de la sociedad paralelamente se produce un acrecentamiento del interés del Estado como representante que es del interés social y por ello en la mayoría de las infracciones penales creadas la víctima lo es la sociedad jurídicamente organizada, esto es, el Estado.

 

«Ilegitimidad« (¿?) del Derecho Penal:

«También podría hablar del movimiento social que quiere abolir el sistema penal, que parte de la suposición de que el sistema de justicia penal no es el único posible. Los estudiantes han crecido en un ambiente en el que se cree en la justicia penal y por lo tanto, ese sistema se les presenta como normal, entonces cuando esos estudiantes vienen a la Universidad siguen creyendo que el sistema de justicia penal es normal, porque no se pone un signo de pregunta, no se interroga la existencia de ese sistema de justicia. Al hecho de interrogar al sistema de justicia yo lo llamo abolicionismo académico. Es un programa en la Universidad en donde se parte de la idea que el sistema penal no es legítimo.«

Estos párrafos hablan por sí sólos sobre la forma de pensar de Hulsman sobre el Derecho Penal.

 

Como el Derecho Penal supuestamente es «ilegítimo« (¿?) Hulsman también es partidario de que la legislación civil sea substituta de la Ley Penal:

«Porque muchos de ustedes y también muchos criminólogos parece que sólo saben de derecho penal, pero para los abogados como grupo más general de profesionales el derecho penal no es tan importante, para la mayoría de los abogados el derecho civil es más importante o el derecho administrativo o los derechos humanos son importantes. Entonces, es interesante cuando yo trato de convencer a las personas que miren al derecho civil, todos los hechos que son punibles también se pueden resolver como incidentes en el derecho civil. Pero el derecho civil no tiene ninguna lista, en el derecho civil no está la idea de pecado, de purgatorio. No estoy diciendo que confíe en el derecho civil, o que tienen que ir al derecho civil, pero el derecho civil está más abierto a la diversidad humana y tiene un concepto totalmente diferente del tiempo. Está más cercano a nuestra vida normal. El derecho penal no tiene lugar, no tiene razón de ser en una sociedad que se ha secularizado, que ya no tiene una relación directa con Dios. En una sociedad de estas características, que no se cree que haya un Dios que pueda operar sobre todo. Lo típico para comparar el derecho penal con el derecho civil, es que cuando uno tiene que resolver un evento que pasó hace diez años atrás ese evento se toma separadamente de cualquier corriente de tiempo (se congela el hecho). Pero en derecho civil no es así, se cuenta lo que ha sucedido en el tiempo, cuenta lo que ha sucedido ahora. Si ustedes están involucrados en un hecho, un delito, que se considera muy malo, donde hubo personas heridas o muertas, también ese hecho cambia en el tiempo, en la experiencia de las personas que están vinculadas a ese hecho, pero sin embargo ese cambio sobre la mirada de los hechos no tiene cabida en el sistema penal, sólo lo tiene en el sistema de justicia civil.«

…«Les voy a dar un ejemplo más. Un ejemplo concreto que realmente sucedió. En Holanda, como en otros países, las personas se enamoran, las mujeres tienen relaciones y a veces las relaciones se vuelven ásperas, ácidas. La mujer no quiere estar más con ese hombre y el hombre no lo acepta y empieza a hacerle difícil la vida a la mujer. Y traen un montón de problemas para ellas, por lo que las mujeres tratan de que eso termine y para eso usan a la policía. Pero las mujeres en Holanda que usaron a la policía no quedaron conformes y la justicia penal tampoco ayudó mucho en eso, porque la mujer depende de lo que el profesional hace o no. Razón por la cual las mujeres abogadas les dijeron a esas mujeres que tal vez sería mejor que fueran a la justicia civil, que además la justicia civil va más rápido. Y así un juez civil determinó y le dijo a un hombre “Ud. debe mantenerse al margen, no puede llamarla de nuevo, no puede ir al barrio, no puede volver a pasar por la casa de ella, por su vereda.”, a partir de allí muchas mujeres lo hicieron y se volvió una práctica muy regular en Holanda. Nosotros estudiamos esa práctica. Y en esos casos el hombre que no obedece la orden del juez, permite a la mujer movilizar a la policía y la policía debe hacer lo que dice el juez. De alguna manera la mujer es la pieza clave, la que manda a la policía. Y entonces el juez dijo que si el hombre no respeta la orden debe pagar una multa por cada vez que se acerque a la mujer, por lo que ella adquirió poder. Nosotros investigamos para ver qué pasaba. Por lo que pudimos ver, el poder que había adquirido la mujer, se había vuelto importante, pero eso no era lo más importante, sino otra cosa. Lo importante era que en un principio para la mujer no era fácil hacer esto, pero luego eligieron hacerlo así y se prepararon para ello. Lo importante era el poder simbólico que ello traía aparejado, el poder decirle al hombre “ya no te pertenezco, te vas de mi vida”, eso fue lo que sucedió, eso fue lo importante, el poder jugar ella un rol importante en la relación. Razón por la cual en casi todos los casos al final se frenó la persecución, porque la relación cambió y eso fue más importante que la intervención del juez. Por ello pueden ver que en un tribunal civil no se habla de delito sino que se habla de un incidente, de un hecho y se le dice al juez: “esto es lo que me pasó” sin hablar de “delito”, es otro lenguaje.«

 

La visión de Hulsman creada por él busca ser penetrante a través del uso instrumentalizado y ridiculizante que hace de la religión:

«Estudiante: Nos interesaría saber su pensamiento sobre hacia donde va el futuro de la prisión.

Hulsman: En el mundo, en casi todos los países del mundo, hay personas que creen que no debería haber prisiones. Cuando digo prisiones no me refiero a lugares en los que las personas puedan estar privados de la libertad poco tiempo, cuando digo prisiones me refiero a un lugar para pasar un largo tiempo de castigo. Esta institución no hace mucho tiempo que existe, es un invento que tiene pocos siglos. Muchas personas piden justicia pero no prisión. Algunas personas que viven en comunidades o pequeños grupos, por ejemplo los indios, o los esquimales en el norte, no tienen prisión. Tienen un sistema de justicia muy diferente. Así que el invento de la prisión es reciente y también es un invento de países específicos, con una cultura específica, con un sistema de creencias específico. Y esa cuestión específica tiene que ver con el desarrollo de la religión católica. Es una imagen de lo que escribió el Dante en La Divina Comedia. Está el cielo y está el infierno, y en el medio está el purgatorio. Y en mi opinión, la prisión es una forma de purgatorio. Así es como se desarrolla esta institución en Occidente, fundamentalmente en Europa. El desarrollo ideológico de esta institución está relacionado con la idea de cielo, purgatorio e infierno. Esta manera de verlo, también es parte de mi experiencia personal, yo soy bastante más viejo que ustedes, nací en la religión católica con este tipo de ideas sobre el mundo, que dice que cuando uno muere se va al cielo, al infierno o al purgatorio y después al cielo.«  …«Entonces, en la modernidad, los teólogos dijeron “esto tiene que poder cuantificarse”, tiene que poder medirse, así que de ese libro contradictorio, sacaron una contradictoria lista de pecados. Así que dijeron que dependiendo de la gravedad del pecado, alguien se iba a quemar un tiempo en el purgatorio o se iba a quemar un tiempo en el infierno. Y hay diferentes niveles de infierno. Es una cuestión de cantidad. Según mi opinión, la idea de que una persona tenga que cumplir cierto tiempo en prisión relacionado a aquello que llaman “delito” —que es el pecado que se ha cometido— tiene que ver con esa idea que llaman “purgatorio”.«

Hulsman, pues, acude al extremismo que representó la Santa Inquisición y acude a dicho extremismo como punta de lanza para pretensamente desacreditar el sistema carcelario o sistema fundado en la condenación a cárcel. Es decir, acude al sofisma ad homine de la descalificación o sofisma de tipo ofensivo, en el cual no se examina el meollo del asunto, sino que se ataca algo que nada tiene que ver con dicho meollo. De toda manera es válido aclarar que los cerca de sólo dos mil (2000) muertos causados por la Santa Inquisición durante los cerca de seis (6) siglos de existencia que tuvo es una cantidad que le queda corta a la cantidad de muertos que sólo en un año produce la libertad y la impunidad de los delincuentes que en cualquier país genera el sistema por el que propugna Hulsman y lo mismo cabe decir de los sistemas cuasi-abolicionistas derivados del mismo.

La visión de Hulsman vía una perspectiva religiosa es rayana en lo infantil y es totalmente desconocedora de la prisión o cárcel en épocas anteriores a la Santa Inquisición y de que desde que crecen determinados intereses sociales y se hace necesario proteger esos intereses sociales el Derecho Penal y el Estado se acrecientan (lo confirma la Historia del Derecho Romano en la Edad Antigua, lo mismo que la Historia del Derecho tras la consolidación del Estado-Nación de la Edad Contemporánea). Sus afirmaciones evidencian que no ha comparado los sistemas de Derecho Penal desde las pequeñas ciudades-estados de la Edad Antigua, pasando por el punto de crecimiento máximo a que llegó el Derecho Penal en Roma, hasta el surgimiento de los estados nacionales en épocas muy posteriores; y que, igualmente, pasa por alto que el lento destierro de las penas crudelísimas que se produjo en las legislaciones europeas lo fue por el influjo de Beccaría por cuyos razonamientos y por sus propuestas hubo que substituir dichas penas por cárcel cuya cuantificación, según el mismo Beccaría, debía de ser proporcional a la gravedad del delito cometido.

Así mismo, el propio Hulsman no se da cuenta de que el papel que él desempeña es idéntico al de un teólogo en el que su Dios es el abolicionismo penal. Pero, no obstante, modulemos en su propia frecuencia. Haciendo uso de su simplista, infantil y pretensamente burlona terminología (Cielo, Purgatorio e Infierno), podemos apreciar lo errado de su enfoque. Si suprimimos  -como así él lo quiere-  el por él calificado   -por simple comparación suya-  «purgatorio« llamado «prisión« o «cárcel« nos encontraremos con sólo dos términos o realidades: cielo e infierno. Y, si se quiere, podemos hacer uso también de términos próximos a los usados por Hulsman y que de seguro habrían sido del agrado de él: «hombres no problemáticos« y «hombres problemáticos«.  ¿Qué ocurre al suprimir la cárcel y substituirla con los llamados «substitutivos de la prisión preventiva« y con los llamados «substitutivos penales« o alternativas a la cárcel como condena de fondo? ¿Qué efectos producen esas supresiones o substituciones?  ¿Aumentan los linderos del Cielo o, por el contrario, aumenta el territorio del Infierno? ¿Disminuyen «los problemas« o, por el contrario, aumentan «los problemas«? ¿Disminuyen los «hombres problemáticos« o, por el contrario, aumentan los «hombres problemáticos«? ¿Aumentan los «hombres no problemáticos« o, por el contrario, aumentan los «hombres problemáticos«?  ¿A qué se dedican los «hombres problemáticos« (= delincuentes) que gozan de libertad? ¿A qué se dedican los «hombres problemáticos« (= delincuentes) beneficiarios de la impunidad? ¿Se dedican a predicar la palabra de Dios (que no le gustaba a Hulsman)? ¿Se dedican a rezar (lo que tampoco le gustaba a Hulsman)?  La respuesta es extremadamente supérflua, esto es, extremadamente sobrante: se dedican a seguir causando «más problemas« (= a delinquir, a seguir delinquiendo), a seguir causándoles «más problemas« a los «hombres no problemáticos« y con mayor estímulo de seguir causando «más problemas«; es decir, se dedican a hacer más grande el Infierno de los «hombres no problemáticos« (= no delincuentes). El Infierno se hace cada vez más grande, lo mismo que el terror que les causan los «hombres problemáticos« a los «hombres no problemáticos«.

¿Qué ocurriría si la legislación civil substituye al Derecho Penal? La cárcel es un instrumento contra los incoercibles que existen en todas las sociedades. Si a los incoercibles se les hace el favor de suprimirles la cárcel se le suprime a la sociedad toda posibilidad razonable de reaccionar adecuadamente contra dichos incoercibles. Las «soluciones« (¿?) de Hulsman en realidad lo que harían es crearles más problemas a la sociedad y a los hombres «no problemáticos«.

 

Reconoce la existencia de sistemas de creencias, pero no advierte que él está adscrito a un sistema de creencias que es más falso que cualquier otro:

«¿Hacia dónde van las prisiones? Yo te contesto que eso va a depender de cuánto tarden las personas en darse cuenta cuál es el sistema de creencias por detrás y que este sistema no sirve. Ese es el fin. Eso es lo básico en el sistema de justicia penal.« …«Lo que de alguna manera continúa, aunque cambien, son las distintas maneras de legitimación, pero lo que está más o menos estable es el concepto de delito. Ese concepto de delito existe y se repite siempre en derecho penal y consiste en poner dentro del derecho penal ciertas cuestiones que se describen de una determinada manera. Y algunas personas dicen que habría que rever ese concepto y yo estoy de acuerdo con eso, creo que no debería hacerse o que no debería existir una lista de pecados de la manera que existe, creo que está mal hacer eso. Por supuesto, que hay muchas legitimaciones para hacerlo. Algunas personas piensan, por ejemplo, que es una cuestión práctica, como lo definen ellos, otros creen que cuando se organiza esa lista lo que se hace es proteger a las personas del poder del Estado, del poder del soberano, razón por la cual el Estado sólo podrá actuar sobre esas personas cuando algunos de esos hechos han ocurrido, y entonces alguien es acusado de perpetrador, pero es muy raro en la ley.«

¿De qué pensaba Hulsman que él que formaba parte? ¿De algo que no es un sistema de creencias? ¿El creía y sus contertulios creen que su forma de pensar es algo que no es un sistema de creencias? ¿El no se daba cuenta de que él  «creía«  y que sus contertulios «creían«  (y  «creen«)?  Ese es el problema de toda ideología, pues los seguidores de cualquier ideología creen que su ideología no es tal, que haber llegado a esa forma de pensar le pone fin a toda necesidad de pensar y de repensar.  ¿Qué creía él que se producía al    -él y el movimiento al que él pertenecía-   deslegitimar al Estado y al Derecho Penal? ¿El no se daba cuenta de que la deslegitimación del Derecho Penal es lo mismo que legitimar a la anarquía, legitimar a la libertad de los delincuentes y  legitimar a la impunidad de los mismos? Tan alucinado estaba  que no se dio cuenta de todo eso, como alucinados lo siguen estando otros propugnadores de dicha misma corriente de pensamiento equivocada.

 

Buscando «músculos« para pretender «justificar« (¿?) sus afirmaciones charlatanescas no podía faltarle sacar a relucir a Lombroso y enfilar contra él:

«Pero además, se han agregado nuevas cosas. Ustedes deben haber escuchado hablar sobre Lombroso. Él pensaba que las personas que se encontraban en prisión tenían características especiales, que eran personas que habían quedado atrás en la evolución, que ésta se había detenido en esas personas, que no habían avanzado. Les medían las cabezas, ¡y eso no hace mucho más de cien años que sucedía! Las personas se reunían en Roma en grandes congresos, y estaban allí todos esos cráneos, y creían en eso, creían que las personas que estaban en prisión tenían algo “raro” en su cráneo.«

Así como acude al ejemplo del extremismo de la Santa Inquisición también echa mano  del ejemplo del aspecto «folclórico« (¿?) de los estudios corporales del delincuente como otra punta de lanza para pretensamente desacreditar.  Es decir, sigue acudiendo al sofisma ad homine de descalificación, en el cual, reiteramos, no se examina el meollo del asunto, sino que se ataca algo que nada tiene que ver con dicho meollo.

Para él los delitos económicos no son tales delitos:

«Estudiante: Yo quería preguntarle sobre el aspecto económico, respecto de lo que pasa en Estados Unidos con el Complejo Industrial Carcelario, y lo preocupante que es eso, o sea de que existan personas encarceladas sólo por intereses económicos.

Hulsman: Primero, ustedes tienen una idea de delincuencia. Ustedes creen que hay delito. En mi opinión, ustedes no tendrían que pensar de esa manera, yo no pienso así. Por supuesto que creo que a veces las personas hacen cosas equivocadas, pero no creo que ello pueda ser expresado en lo que nosotros llamamos delito. Es una forma equivocada de llamarlo. Es mejor llamarlos incidentes, como en el sistema de justicia civil, donde todo se arregla entre las personas y entonces el juez trata de arreglar, de compensar lo que las personas quieren, no lo que el juez pretende. Pero en los Estados Unidos las personas creen que hay delito porque cuando uno abre el diario, está lleno de delitos. Para mí, por supuesto, no tienen sentido, yo me río con sus diarios. Allí hay algo muy diferente a lo que realmente les está pasando en la vida social. Entonces lo que pasa es que la prisión es el purgatorio, es la respuesta normal a los pecados. Entonces lo que termina sucediendo es que piensan “bueno, si la gente tiene que estar en prisión, construyamos más prisiones, que además generaremos trabajo”. Porque desde el comienzo, el lenguaje en el que se piensa es falso. No tienen ni idea de lo que está pasando en la sociedad. La gente no piensa que es el uno por ciento de los casos existentes los que entran al sistema. Todas las ideas equivocadas van juntas. La construcción de cárceles, para quienes las proyectan, pueden jugar el rol de obtener dinero, obtener beneficios políticos, electorales, claro que están influenciados por obtener dinero de ellas, pero por otro lado, también piensan que hay una realidad de delito y no afrontan la contradicción de lo que piensan.«

«Estudiante: ¿Qué pasaría si se elimina la lista de los pecados que figuran en una lista como Ud. dice? ¿No cree que inmediatamente se crearía una nueva lista de pecados o de delitos?

Hulsman: No, no lo creo. Yo les digo que se puede abolir la prisión, se los digo porque fui parte del grupo que en Holanda llevó el número de detenidos de cincuenta y cinco por cada cien mil habitantes a dieciocho por cada cien mil habitantes. Yo lo hice. Una prisión tras otra se fueron cerrando. Había muy pocas personas que querían sostener las prisiones y sin embargo no lo decían porque pensaban “si lo decimos no va a ser bueno para nuestra carrera”.«

Hulsman no hace más que recrear el estereotipado pensamiento marxista sobre la materia. Para él el hecho de robar impunemente es algo totalmente aceptable.  Así mismo él desconoce que cada delito se crea obedeciendo a una específica necesidad social e igualmente desconoce que la forma de pensar al respecto que él contribuyó a instalar en Holanda obedece a un pensamiento falso justificativo, a su vez, de un sistema falso; y que toda sociedad crea valores o intereses específicos que quiere proteger y que aunque momentáneamente o durante un tiempo prolongado caiga en el error de adoptar un sistema errado como el abolicionista o el cuasi-abolicionista esa sociedad terminará por deshacerse de dicho sistema errado por las consecuencias nocivas del mismo.

 

Las prisiones son malas porque hacen el papel de contenedores:

«Estudiante: ¿Cómo cree Ud. que podría aplicarse la realidad carcelaria holandesa aquí en la Argentina?

Hulsman: Depende de muchas cosas. La realidad carcelaria de Holanda cambió mucho en estos tiempos. En la época en que yo trabajé, y les contaba, alrededor del año 1975 mejoraron mucho las condiciones de las prisiones. Pero ahora las prisiones son muy malas en Holanda, pues ha influido mucho el gran crecimiento del número de detenidos. Imagínense que se han armadocontainers con personas adentro, eso es terrible. Las prisiones son muy inseguras, pues es una situación muy inhumana para los detenidos. Pueden observar que diez años son de una manera y diez años son completamente diferentes. Es un sistema en el que no se puede creer.

Estudiante: ¿Por qué cree que no se otorgan más probation o no se crean otros institutos similares que sustituyan a la prisión?«

Es una ilusión vana pretender suprimir la cárcel, pues siempre habrán incoercibles e incoercibles los hay y los habrán de todos los tipos,  y, además, para la sociedad es una necesidad de vida sentar ejemplos para evitar comportamientos indebidos y hacerle sentir al autor de una infracción penal que su acto tiene consecuencia, pues si él no sufre esa consecuencia puede verse tentado a seguir repitiendo dicho acto.

 

Propone una solución propia, es decir, característica de un controlador mental: el Derecho Penal hay que «descartarlo« «desde la mente« de cada uno de nosotros: «esa es la solución« (¿?): «liberarnos desde la mente« del Derecho Penal:

«Para concluir quiero decirles que se puede reducir la cantidad de detenidos al mínimo, yo lo hice en Holanda, yo fui miembro de esa experiencia en Holanda. Creo que es posible hacerlo. Pero se podrá hacer si lo que cambia es la manera de pensar, en el sentido de no pensar en el lenguaje en el que se piensa en derecho penal. La única manera de cambiarlo es pensar desde otro lenguaje que no es el derecho penal, eso es lo que yo trato de hacer. Y sé que todos pueden hacerlo. Si todo el mundo quiere hacerlo, puede cambiar el lenguaje. Y esa es nuestra propia libertad, todo el mundo tiene la libertad de cambiar su lenguaje y cuando cambia el lenguaje cambia a las personas que están a su alrededor. Si se dice: “yo no hablo ese lenguaje, no entiendo lo que me estás diciendo” y se lo dicen a las personas que están alrededor… por ejemplo, la abolición del racismo es pensar en otro lenguaje, que no sea el del racismo. Todo el mundo tiene la libertad de hacer eso, pero eso toma mucho tiempo porque todas esas ideas existen dentro de cada uno de nosotros. Nos imaginamos el mundo en esos conceptos y yo soy un firme convencido de que eso está mal. Si uno cambia el lenguaje, habla diferente, va a tener una influencia en las personas y entonces podrán demostrar que hay gente que no cree en ello y que habla un lenguaje diferente.«

«Estudiante: Quizás se pueda hacerlo cambiando el lenguaje, mirando desde el punto de vista de que los que cometen delitos son personas que no tienen otra alternativa.

Hulsman: Si, pero en ese caso, no se está cambiando el lenguaje, porque todavía se está hablando de “cometer un delito”. Yo no voy a usar ese lenguaje por las razones que ya expliqué. Yo creo que cuando uno reconstruye la vida, los términos que en el sistema penal se llaman delitos, si uno los llama de esa manera, uno no puede tener una buena idea de lo que ha sucedido. Uno tiene que describir lo que ha sucedido de una manera más amplia. Que tal vez está mal lo que una persona hizo, pero la situación es mucho más complicada que cuando simplemente se dice “homicidio”. Por supuesto que en el sistema de justicia penal la noción de incriminar es más o menos una descripción de que una persona mató a otra. Tenía un arma de fuego, disparó de determinada manera, etc. Pero en muchas legislaciones, hacer eso, puede ser descripto como negligencia, puede ser homicidio en el sentido de que sabías lo que estabas haciendo y puede haber diferentes definiciones del hecho. Pero una idea más completa y más abierta es si la persona realmente quería hacer lo que hizo. Rara vez las personas hacen cosas que no saben que las están haciendo, pero las historias de las personas son diferentes, y sólo en el lenguaje penal, en el derecho penal, las cosas se describen de una manera tan estrecha, tan angosta que es muy difícil verlo. Y eso es lo que está pasando.«

Para él es incorrecto hablar de «delito«, esta expresión prefiere substituirla por la de «situación problemática«; de donde se infiere que para él también sería impropio hablar de «delincuente« y que, por ello, de lo que debe hablarse es de «persona problemática«; así mismo se infiere que «los problemas hay que resolverlos«.Reiteramos: como no se puede hablar de delito tampoco se podría hablar de «delincuente«: en su sistema de creencias parecería que de lo que hay que hablar es de problemáticos «ángeles« provenientes del Cielo aunque él pretende emprenderla burlonamente y con gran ligereza contra todo cuanto huela a Dios y a cristianismo; y en el sistema  del cuasi-abolicionismo cepepeísta  el «Principio de Progresividad«  lleva claramente a  la misma conclusión de la apreciación de aquel origen «angelical« del delincuente. Parecería que «los problemáticos«  «bajaron del Cielo«  « a hacer el bien«, que «carecen de peligrosidad social precisamente porque son ángeles«. Pensar de esa manera ingénua lo que hace es crear un discurso pretensamente «legitimador« para tratar de  «legitimar« instituciones o figuras o mecanismos, etcétera, que tienen su génesis en dicho sistema de creencias como son : a) el (absolutizado) Estatuto de Libertad; b) las medidas substitutivas de la prisión preventiva; c) las soluciones alternativas al proceso;  y d) las medidas alternativas a la condenación a prisión o cárcel.

 

Creencia compartida del auditorio  -previamente `condicionado`-  sobre la influencia de determinados intelectuales sobre un sistema penal:

«Estudiante: Siguiendo su análisis y teniendo en cuenta las estadísticas que Ud. dio sobre la cantidad de personas detenidas en Holanda, que al día de hoy han aumentado considerablemente, se ve que su forma de pensar no ha tenido mucha cabida o al menos ese tipo de ideas están bastante controladas por el Estado. Y este aumento de personas detenidas se está dando en la mayoría de los países europeos. ¿Está ocurriendo algún cambio en los intelectuales de Europa?

Hulsman: Si, es cierto. No todos los que debieron, comenzaron a hablar un lenguaje diferente y los intelectuales no están haciendo mucho en este momento. Pero no sólo los intelectuales, el resto tampoco está haciendo mucho para que esto cambie. Uno debe hacerlo, por ejemplo, cuando enseña, que se hizo durante la época en que la cifra de personas detenidas bajó. Lo que sucede es que uno a veces toma medidas que piensan que van a llevar hacia una dirección pero ello no resulta, razón por la cual hay que cambiar la dirección y empezar de nuevo. No hay ahora un acuerdo generalizado en Europa para bajar la cantidad de personas detenidas en las prisiones. Así que la pregunta es: ¿Cómo influenciar para que eso suceda? Se puede hacerlo mirando los datos en un sentido no estereotipado.«

No se debe olvidar que él estaba dirigiéndose a un público de jóvenes estudiantes de Derecho Penal y de Derecho Procesal Penal argentinos imbuídos por el pensamiento abolicionista por el que él propugnaba y que en ese país sudamericano vino abriéndose paso desde la llamada «Escuela de Córdoba«, por lo que allá hay muchos alienados pensando que dicha corriente de pensamiento es algo subliminal, lo non plus ultra; afortunadamente los efectos de los códigos vigentes en Argentina, copiados todos  del Código Procesal Tipo para Iberoamérica, han sido tan desastrosos que reitero, si Hulsman hubiese estado vivo y hubiese dictado hoy esa charla charlatanesca con toda probabilidad no hubiese salido con libertad de esa prisión donde la impartió.

Aboga por una Justicia Reparativa propia de sociedades primitivas, tribales, no tiene el más mínimo empacho en ello:

«Para mí el castigo no tiene nada que ver con el dolor. Para mí el castigo tiene que ver con que uno tenga autoridad con respecto a la otra persona, con la que uno tiene relación. Uno sólo puede castigar en una relación. Sólo el castigo puede existir en la situación en la que uno tiene una relación con otro y el otro acepta la relación con uno y lo reconoce. En ese sentido, el castigo es una autoridad que diga “está mal lo que hiciste”. Y que si el otro no cree que sea así, que pueda discutir la situación. Pero en esa situación de discusión debe surgir el hecho de que algo de lo que hizo una de las personas está mal y que hay que reverlo. Es el reconocimiento de que se hizo algo malo y se va a hacer algo diferente la próxima vez. Eso es algo muy diferente a relacionar el castigo con el dolor.  En esas viejas formas de justicia, muchas de las formas indias de justicia, de los esquimales también, en muchos de esos sistemas legales, cuando alguien hizo algo mal, por ejemplo, matar a alguien o destruir la naturaleza, que no debería haber destruido, lo más importante es que esa persona y a veces ni siquiera esa persona, sino la familia de esa persona reconozca que eso estuvo mal hecho. Y entonces se acuerda alguna forma en la que puedas demostrar que ahora se quiere hacer bien las cosas. Pero es simbólico, por ejemplo, pagar con una cabra, con una vaca, das algo. Y la primera reparación es el reconocimiento de que algo se hizo mal y que las otras personas son personas como uno y uno no está libre de responsabilidad para con las otras personas. Ello puede ser que lo reconozcas personalmente o que lo reconozcas como parte del sistema penal.«

El hecho de que esas comunidades primitivas, tribales, lejanas incluso hasta de ser una pequeña Ciudad-Estado, tengan un sistema de esa naturaleza le permite o  le lleva a él a creer que porque eso siempre ha sido así entre dichas comunidades primitivas esa es la solución correcta, justa. No toma en cuenta ni siquiera la masificación y las complejidades del moderno Estado-Nación en cuyo seno surgen numerosísimas necesidades sociales que obligan a proteger determinados valores o intereses creados por dichas necesidades sociales dotándolos de la protección punitiva.  Hulsman, pues, propone que como en los casos de esas sociedades primitivas un homicidio en sociedades como la nuestra pueda ser «resuelto«  (¿?) con  «pagar con una cabra, con una vaca, das algo.«

 

Reacción de Holanda al experimento realizado en su seno:

Por todas sus consecuencias dañinas el sistema que se instauró en Holanda   –y del que habla Hulsman-   ha sido objeto allí de un vendaval de durísimas críticas que dejan entrever que el mismo no será de muy larga duración; las voces que en ese país se han levantado no son sólo las de los numerosísimos ciudadanos afectados por su infuncionalidad, sino también las de numerosos juristas críticos, de los cuales la mayor parte aboga por el retorno al sistema anterior al experimento del que tanto se jactaba Hulsman. Ya se viene trabajando en una labor de amplísima reforma que busca dejar dicho experimento anulado casi en un ciento por ciento. El paso del tiempo ha ido demostrando que a la postre los experimentos jurídicos basados en el abolicionismo y en el cuasi-abolicionismo pararán en las páginas de la Historia como invenciones folclóricas de locos o de `ideólogos genocidas` sin proponérselo.