PUERTO PLATA.- Cientos de miles de puertoplateños se preguntan, una y otra vez, qué que ha impedido cumplir las promesas de construir un teleférico nuevo.
Qué es lo que realmente está pasando. A qué se debe el cese súbito de sus operaciones en el mes de mayo del año pasado y por qué no arranca su construcción.
A qué se debe el incumplimiento de las promesas del Presidente de la República y del Ministro de Turismo. Falta de los recursos económicos que se requieren para hacer palmaria realidad o la existencia del as de la n privatización en las mangas de la camisa de la voluntad oficial.
Al momento de ordenar el cese de las operaciones explicaron que se debió a que presentaba un deterioro muy acentuado y constituía un riesgo serio para sus usuarios de este medio de transporte.
Luego de su alerta prometieron que se llamaría a una licitación internacional para seleccionar la empresa a la que se le adjudicaría la construcción del nuevo funicular, el cual sería terminado en menos de un año.
Sin embargo, a más de 11 meses, todavía se desconoce si se ha dado el primer paso para hacer realidad lo prometido al pueblo de Puerto Plata y al país, lo que a dado pie a que surja la especie de que existe un plan para privatizar el teleférico.
El retraso en el cumplimiento de lo prometido por Luís Abinader y David Collado ha provocado piquetes, media tours de la Asociación de Dueños de Tiendas, piquetes y una amenaza de paralizar a Puerto Plata en el participarían activamente 35 organizaciones de diversos sectores.
Si realmente se tiene interés en construir un nuevo teleférico no para privatizarlo, sino para que sea operado bajo la responsabilidad de Turismo y el Patronato que lo rige, por qué no han sido iniciados los trabajos de un nuevo funicular.
Por qué seguir manteniendo en el limbo a los dueños y a los empleados de tiendas de la montaña Isabel de Torres, si las promesas de construir un teleférico nuevo son serias y creíbles.
La forma torpe o taimada como se ha manejado este tema es la forma más fácil y expedita de crear una situación engorrosa y peliaguda para echarse una gran vaina.
Señores Presidente de la República y Ministro de Turismo, dejen de seguir jugando al incumplimiento de la palabra empeñada y cumplan lo prometido, porque esta situación raya en la charlatanería.