Rafael Núñez
PUERTO PLATA. En cinco siglos y 12 años de existencia, esta ciudad costera ha sorteado todos los avatares insospechados.
Desde las devastaciones ordenadas por Osorio, en 1606, pasando por la desaparición de la industria azucarera estatal, hasta los últimos 14 años de caída en picada de uno de los ejes en el que se sostiene su economía: el turismo. A pesar de ello, Puerto Plata resurge con mayores ímpetus y renovadas esperanzas.
Desde el año 2006, diversas obras de infraestructura erigidas aquí marcaron el inicio del actual renacimiento de Puerto Plata, cuyo impacto se vislumbra.
Afectada por las despoblaciones ordenadas por el rey de España, Felipe ll, al gobernador de la parte este, Antonio de Osorio, esta provincia permaneció desierta 130 años, desde el 1606 hasta 1736 cuando comenzó a ser repoblada para convertirse en el principal puerto de exportación de la región norte del país. El nacimiento aquí de un ilustre patriota, Gregorio Luperón, la convirtió en la sede del gobierno restaurador y capital interina de la República, en 1870.
El tabaco, el ron, la agricultura, el cuero, la industria alimentaria y marítima, el azúcar y el turismo han sido las columnas en las que se ha sostenido esta provincia en su discurrir histórico de 512 años.
Cuando los piratas provenientes de las colonias enemigas de España atacaron esta ciudad costera en el curso de varios siglos, atraídos por su floreciente mercado, los habitantes se vieron obligados a comercializar con los intrusos para poder sobrevivir. De ahí, la orden colonial de las devastaciones de la franja noroeste de la isla.
Aunque el municipio de La Isabela fue fundado por Cristóbal Colón un año después (1493) de haber llegado por primera vez a la isla, la provincia fue creada más tarde por Nicolás de Ovando. Pasados cinco siglos, este tiempo no se considera suficiente para que Puerto Plata, enclavada entre la cordillera Septentrional al sur y el Atlántico al norte, no ha explotado toda su potencialidad aún.
La ciudad del ámbar, echados sus brazos sobre el Atlántico, ha comenzado un despertar económico, un nuevo resurgir en los negocios, la empresa y el turismo, que se observa en las plazas comerciales, sus renovados edificios públicos, calles, avenidas, en el hermoseamiento y construcción de la renovada infraestructura hotelera. Y, sobre todo, de la mano de una nueva visión que comienza a tomar cuerpo en las mentalidades de los puertoplateños, especialmente en el empresariado turístico, que hace esfuerzos para relanzar el sector hacia un segmento de visitantes de altos ingresos económicos, en medio de una economía que se mueve lenta.
El nuevo camino emprendido está cimentado en modernas estructuras habitacionales para alojar a los vacacionistas extranjeros y dominicanos.
La caída del renglón turístico se inició en el 2000, año en que este polo recibía 1 millón de visitantes, cifra que se redujo a 350 mil al 2012.
Desde que se llega a «La Novia del Atlántico» percibimos que otros vientos están soplando a favor del comercio, los negocios y el turismo. Se contacta en la gran cantidad de centros comerciales y nuevos edificios privados para alojar oficinas y empresas de todo tipo.
El año pasado, el turismo en esta ciudad alcanzó un incremento de 13 por ciento, y en lo que va de año 2014 registra un aumento de 10 por ciento, insuficiente, pero el sector hotelero lo ve con optimismo.
Los factores que hicieron caer la principal fuente de generación de empleos y divisas de esta provincia son variados. Al conversar con empresarios hoteleros, éstos identifican con claridad las fallas del pasado para no repetirlas.
Desde el año 2006, el gobierno inició toda una renovación y construcción de infraestructura vial, de edificios, aceras, asfaltado, acondicionamiento de barrios, de playas y del Malecón. Se terminaron los edificios donde se administra justicia, se practican deportes, donde se aloja el Museo Casa Gregorio Luperón, que luce majestuoso, así como numerosos caminos vecinales de municipios y distritos municipales que recorren los turistas en los conocidos Outback Safari.
Toda aquella estrategia gubernamental para impulsar un destino turístico decaído, comienza a tener resultado, lo que coincide con una segunda etapa de construcción de obras necesarias, cuyas huellas se observan en la restauración del Centro Histórico, con una inversión de 260 millones de pesos. Esto conlleva la peatonización de calles, el cableado soterrado y la adecuación de los servicios sanitarios.
«La Puntilla», un destino común donde los puertoplateños se divierten los días feriados, contará para el próximo año 2015 con un «Anfiestudio» que acogerá 4 mil personas, obra que construye CEISTUR con un presupuesto de 250 millones de pesos. La que mayor esperanza abre a empresarios y trabajadores turísticos es la construcción de la terminal de crucero Carnival, una inversión extranjera que ronda los 85 millones de dólares. En su primer año de operación, se espera la llegada de 350 mil nuevos turistas y en el segundo año llegarían 500 mil visitantes.
Playa Dorada, destino que acogió a miles de extranjeros y dominicanos, está sometida a la construcción de modernos y lujosos apartamentos y villas, la creación de nuevos espacios de entretenimiento y de diversión, con una inversión de 2 mil millones de pesos. El grupo Brugal-Villanueva y Blue Yacktar están entre los pioneros en impulsar una visión diferente en uno de los rubros que mayores ingresos ha dejado a esta ciudad. Otros proyectos se mueven en esa misma dirección como Riviera-Sur, mientras diversos municipios se unen al nuevo empuje.
Sosúa, Cabarete y Luperón se benefician de sumas millonarias en infraestructura hotelera. El sector inmobiliario en Sosúa recibe un oxígeno de 60 millones de dólares en la edificación de 300 nuevas villas.
Con 321 mil 597 habitantes, en una superficie de 1,805,6 kilómetros cuadrados, Puerto Plata cuenta con una de las floras más diversas, mezclada con una geografía pincelada con la Loma Isabel de Torres, sus senderos y el Teleférico.
La zona oeste de la provincia recibirá un impulso cuando se culminen los trabajos de construcción de la carretera Maimón-Luperón, donde se descubren hermosas playas como Guzmancito y Cambiazo. La inversión en esta nueva vía de comunicación es de mil 100 millones de pesos.
Muchos puertoplateños podrían no advertir la hermosura exuberante recobrada por su provincia, pero ojos escrutadores extraños descubren que aquí, en Puerto Plata, hay un nuevo renacer.