EL CASTILLO, Luperón.-El Obispo de la Diócesis de La Altagracia, monseñor Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, ofició este viernes en el Templo de las Américas de la Isabela Histórica, Luperón, la Eucaristía conmemorativa del 523 aniversario de la Primera Misa celebrada en el Nuevo Mundo el 6 de enero de 1494, la cual contó con la presencia de decenas de feligreses católicos.
Además del también Presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, la homilía, a la que asistieron el Gobernador provincial, Iván Rivera y el Alcalde de Luperón, Israel Brito, fue concelebrada por el Obispo de la Diócesis de Puerto Plata, Gaspar Hernández, Joba Arriba, Jamao al Norte y Pedro García, Julio Cesar Corniel Amaro, Sacerdotes y Diáconos de esta demarcación religiosa.
Expresó que “los dominicanos a dar gracias a Dios, porque seguimos contemplando esa estrella que brilla en el firmamento y hoy hemos venido a este santuario donde se celebró la Primera Misa a adorar a un Niño pobre, un Niño triste y a un Niño lloroso, pero ese Niño pobre con hambre, a nosotros nos hace rico con su pobreza. Ese Niño débil que nos hace fuertes en el frío. Ese Niño impotente nos hace poderosos”.
“Contemplamos a un Niño que como decía el profeta Isaías, trae a nosotros a través del altar un compromiso de ser maravillosos consejeros y príncipes de la paz, la cual se necesita anunciar y llevar a cada provincia de la República Dominicana, cuyas calles están llenas de violencia, la cual demos enfrentar teniendo como escudo a ese Cristo que viene como mensajero de paz”, señaló.
Insistió que “Cristo debe ser anunciado a la gente para que juntos erradiquemos de nuestra sociedad la violencia y el fraude” y rogó que “nos acerquemos hoy a Cristo, sin ofrecerle, como hicieron los Reyes Magos, incencio y mirra, sino nuestros propios corazones, nuestras propias vidas y nuestras propias personas a ese Niño que es Dios”.
El mitrado recordó que “un día como hoy del año 1984, diez años antes de que se conmemoraran los 500 años de se celebrara la Primera Misa en el Continente Americano, por iniciativa del Obispo de Santiago, Roque Adames Rodríguez, se comenzó a celebrar una decena de misas en La Isabela, donde no había nada y la misa la celebrábamos allá abajo”.
Explicó que “teníamos que traer todo de Santiago, incluyendo la madera con la que hacíamos la tarima junto con los carpinteros, con los que duraban hasta cuatro días en La Isabela trabajando, luego de recorrer una carreterita que era prácticamente un camino vecinal, para rescatar el importante legado dejado por trece eclesiásticos, encabezados por el Padre Bernardo Boyld, que oficiaron la Primera Misa en América, el de enero de 1494”.
“Esa semilla que se sembró ha producido sus frutos no solo en la República Dominicana, sino en todo en toda América, que gracias a Dios y la Santísima Virgen es un continente eminentemente religioso y hace 20 años también vinimos nosotros y luego el Obispo Julio Cesar Corniel Amaro y continuamos sembrando la semilla de la fe y los frutos están ahí”, subrayó.