Nicolás Maquiavelo, autor de “El Príncipe”, identifica de manera constante principado y líder; cree que la suerte de uno y otro, como pensaba Tito Livio, van de la mano y son inseparables, como almas gemelas.
Un principado es una forma de gobierno en la que el jefe de Estado es un príncipe. Este modelo de gobierno se dio mucho en la Edad Media y la Edad Moderna en los periódos que abarcan los siglos XV al XVIII.
En ese sentido, José Luís Sanchis, en su obra “Maquiavelo y Borgia”, página 79, citando al florentino afirma que “el principado ( forma de gobierno) se mantendrá si su líder se asegura de sus enemigos”.
Siguiendo la cita del autor de “El Príncipe”, Sanchis dice que “hay que “ganar los amigos, saber vencer en cada ocasión por la fuerza o con engaños, hacerse amar y temer por el pueblo, seguir y respetar por los soldados”.
Del mismo modo, se recomienda al príncipe o líder del principado “desembarazarse de aquellos que quieran y puedan perjudicarle y adaptar los viejos estatutos a las nuevas situaciones”.
Por último, Nicolás Maquiavelo sugiere también al príncipe o líder del principado o república ”ser severo y agradable, dosificar la magnanimidad y la liberalidad, eliminar la tropa desleal y crear una fiel”.
Maquiavelo afirma que “debe ser el político quien decida la acción basado en la manera de ser de las cosas y en la naturaleza de cada circunstancia para diseñar la estrategia adecuada y aprovecharla en su beneficio”.
El duque de Otranto indica que “las únicas coordenadas que tiene un líder son la fortuna (la suerte, las circunstancias, el ser de las cosas), la industria (trabajo) y la prudencia (entendida como astucia estratégica)”.
Para complementar este trabajo queremos agregar algunas conclusiones contenidas en el capítulo XV de La República de Platón, las cuales están relacionadas con la temática citada más arriba.
Aseveraba Platón que “hay una distancia enorme entre la forma como se vive y el modo en que se debería vivir”. El ateniense afirma que “quien no atiende lo que es por estudiar lo que debería ser aprende la causa de su ruina”.
El alumno de Cratilo y de Sócrates asevera que “quien en todo quiera actuar bien entre tantos que actúan mal, camina al desastre” y que “un príncipe debe aprender a hacer lo que se debe y a no hacerlo, según las circunstancias”.