En la llamada escuela vieja del Periodismo, se les recordaba a quienes incursionábamos en ese prestigioso mundo de las comunicaciones, que debíamos siempre preservar nuestro crédito. Que la credibilidad es un don preciado y una vez perdido, es difícil de recuperar.
Quizás no sea necesario recordar que conforme a diferentes estudios realizados en el país, la prensa en sentido general, el ejercicio periodístico dista mucho de alcanzar los nobles principios que deben adornar esta digna profesión.
En estos dos párrafos nos autoconfesamos y reconocemos, que debemos cambiar el rumbo como país, como sociedad en el saneamiento de nuestras instituciones.
Las instituciones no son los hermosos edificios con fuertes columnas y delicada arquitectura.
Las mismas, la forman hombres y mujeres que con su accionar las lesionan o fortalecen.
Lamentable que por la actuación incorrecta de uno, dos o más de quienes forman parte de esas instituciones, se tenga tan mala imagen de las mismas y su crédito ruede por el suelo.
En algunos países de nuestra América, a los miembros de la policía se les ha dotado de microcámaras que deben usarlas adheridas a sus uniformes en el ejercicio de sus funciones.
Se busca entre otras cosas, elevar la credibilidad ante determinadas actuaciones con el ciudadano al quedar grabada toda conversación y actos del agente.
Hay más, ahora se incrementa el uso de cámaras en calles, carreteras, avenidas, e intersecciones de alto tránsito para detectar alguna violación sobretodo de luz roja en semáforos donde quien la comete al estar en esa fílmica, es difícil alegar inocencia.
Por igual, conductores y choferes han instalado – se incrementa – cámaras en sus vehículos tanto en la parte delantera como trasera.
Se busca con esto, filmar todo cuanto ocurre en su recorrido porque a veces, el agente le dice a uno que ha violado la luz roja …y entonces, está la palabra del agente contra la del conductor.
Si hay alguna grabación puede minimizarse los abusos, presión y ¿Por qué no? Chantaje y extorsión que muchas veces se comete.
La desconfianza, la falta de credibilidad en muchos agentes de tránsito viene generalmente de esas acciones. Si él dice que usted violó la luz roja…¿A quién van a creer cuando se tenga que ir a los tribunales?
Muchas veces, la falta de cooperación del ciudadano contra algunas instituciones viene de esos hechos.
Son muchas las quejas sobre estos casos que existen en los tribunales.
Como ciudadano, como padre, abuelo y aprendiz de periodista somos abanderados en el cumplimiento de las leyes de tránsito.
Pero aborrecemos la altanería, “el que mando soy yo”, “yo soy el que sé”…porque no siempre la AUTORIDÁ tiene la verdad.