gregory castellanosLic. Gregory Castellanos

I

En hecho escribió cuasi poemas en su Diario,

a ellos hoy honores cuasi divinos les rinden los literatos,

pues se trata de honores que van mucho más allá de lo meramente humano.

II

Llegado a la Bahía a bordo de La Pinta,

Colón,

caudillo de la expedición,

de su creación

dos nombres brillantes allí pintó:

a la montaña le llamó «Monte de Plata«

y al puerto natural lo llamó «Puerto de Plata«.

Poco faltó para que el Río San Marcos

se llamase «Río de Plata«.

III

¿Porqué en su neo-adánico ejercicio

al Río San Marcos no lo bautizó

con el nombre de «Río de Plata«?

¿El patronímico no llegó

porque su agua no la vio argentada

como para bautizarlo «de plata«?

¿No le vio alguna capa de plata

o, a lo menos, tan siquiera una brizna de plata

como las volutas de los nimbos de plata

que desde la Bahía vio posados en abundancia en el «Monte de Plata«?

¿Aún en su cólera disminuida tenía apariencia impura

incompatible con la naturaleza encumbrada de la plata

por claras manifestaciones lodosas

y de escombreras vegetales verdosas

de alguna posible reciente resaca

visible en su boca?

Porque no exhibía sus mejores galas

para  recibir un refulgente nombre  «de Plata«:

en fin, de momento desde la Bahía no lucía como una joya de plata.

IV

Si, en vez de San Marcos,

con el nombre de «Río de Plata« lo hubiese bautizado

de seguro en el futuro

medidas se hubiesen adoptado

para evitar que dicho río

a manos de generaciones posteriores resultase diezmado,

como en efecto fue asesinado, aniquilado.

V

…Parece que en América

por poco nosotros los puertoplateños

estuvimos a punto de tener un «Río de Plata«,

antes que Argentina tuviese su «Río de La Plata«.