PUERTO PLATA.-El próximo 16 de agosto se cumplirá el 155 aniversario de la Restauración, cuya figura más señera es el General Gregorio Luperón, hijo predilecto de Puerto Plata, donde nació el 8 de septiembre de 1839.
Sin lugar a duda, la causa patriótica dominicana en procura de liberar la República Dominicana del yugo español tuvo en Luperón a su soldado más valiente, glorioso y decisivo en la trinchera del honor.
Con apenas 20 años de edad don Pedro Eduardo Dubocq lo encargó en 1851 de los cortes de caoba en su finca de Jamao al norte y en el año 1857 fue nombrado Comandante auxiliar del Puesto Cantonal de Rincón, por el Gobierno del General Valverde.
En marzo de 1861 en la goleta La Esperanza pasó a Montecristo. Cuando regresaba a Puerto Plata naufragó, logrando salvarse y se refugió en Esterobalsa, en casa del prócer José Antonio Salcedo (Pepillo).
El 25 de marzo de 1861 estando en Yásica recibe una carta en la que lo invitan a oponerse a la Anexión. El 28 de marzo llega a Puerto Plata y se opuso a firmar el acta de Anexión a España.
El 3 de agosto de 1862 fue apresado y encerrado por orden del General Juan Suero mientras realizaba actividades revolucionarias por Sosúa y Puerto Plata, pero escapó milagrosamente.
El 21 de febrero de 1862 contribuye en las comunes de GuayubÃn y Sabaneta. Los dominicanos alzados contra España, ocupan a GuayubÃn. Debido a su destacado desempeño en el campo de batalla, Luperón fue ascendido a General.
El 17 de abril de 1863 la Corona de España pone precio a la cabeza de Luperón ofreciendo doscientas onzas de oro. La revolución fracasa. Entonces Luperón se ve obligado a una larga peregrinación por los montes de la LÃnea Norooeste.
Llegó a Capotillo y luego, camino a Puerto Plata fue apresado en Llanos de Pérez. Se escapó y llegó a Puerto Plata. Pasó a Jamao y después a La Jagua, común de La Vega, donde se ocultó y poco después reinició la propaganda revolucionaria.