Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
Se ha establecido documentalmente que ya para antes de José Núñez de Cáceres proclamar la independencia respecto de España los criollos se autodenominaban como `dominicanos`, es decir, que tenían la noción de ser un conglomerado nacional diferente. Núñez de Cáceres trató de colocar la independencia proclamada por él bajo la sombra de La Gran Colombia liderada por Simón Bolívar y Palacios. Este último, lejos de prestar ayuda al recién nacido estado se hizo de la vista gorda colocándose de espalda a la solicitud que en el sentido supra-referido le hizo Núñez de Cáceres dando ello lugar a que el poderoso ejército haitiano ocupara todo el territorio de esta parte Este de la isla durante veintidós (22) años de oprobiosa dominación. Esa traición de Bolívar a los dominicanos obedeció a que el gobernante haitiano Alexander Petión le suministró armas de guerra a Bolívar para el ejército de éste hacer uso de ellas en su confrontación con España..
Bolívar finalmente logró su propósito de obtener la victoria frente a España y se declaró nada más y nada menos que Presidente vitalicio y hereditario (su presidencia sería heredada por sus descendientes) de los territorios por él independizados. Es decir, que la figura de Bolívar no fu e la de un demócrata, sino la de un dictador dispuesto a asesinar y a coartar cuantas libertades fuese necesario con tal de mantenerse en el poder. Esa presidencia vitalicia y hereditaria suya desataría, como en efecto la desató, la lucha por separarse los territorios no venezolanos respecto de Venezuela y de ahí el surgimiento de otros estados desprendidos de dichos territorios.
Venezuela no movió un dedo para ayudar a la República Dominicana tampoco durante las guerras desatadas por los haitianos para aniquilar nuestra Independencia Nacional.
La traición al interés nacional dominicano de conquistar y consolidar su independencia cometida por Bolívar mismo está ocurriendo nuevamente, ahora a través del actual Presidente de Venezuela Nicolás Maduro Moro. La Historia se repite. Maduro quiere, en aras de hacer «honor« (¿?) al lazo histórico Petión-Bolívar, sacrificar la independencia de la República Dominicana obligando a esta a asimilar a los haitianos que han invadido y ocupado el territorio nacional dominicano. De esa manera quiere quedar ante la Historia como “el héroe“ de los haitianos, como “el benefactor“ de los haitianos: ésos «pobres negros discriminados y maltratados por los dominicanos« , según la aviesa campaña de descrédito internacional desatada contra la República Dominicana y muy alentada por dicho gobernante venezolano. El energúmeno gobernante venezolano acaricia lo que considera un sueño de «entrar en grande por la puerta de la Historia« (¿?) al contribuir a «la redención« (¿?) de los pobres descendientes de L`ouverture, Dessalines, Petión, etcétera.
En el autoritario Presidente venezolano ha primado su egocéntrico interés personal, su interés inmediato y su interés de mediano plazo y de largo plazo con ribetes de delirio de grandeza, por encima de los sagrados intereses nacionales dominicanos: a él no le importan para nada (ni tienen porqué importarle) las consecuencias nefastas para los intereses fundamentales de la Nación dominicana de una presencia haitiana que a la postre se hará con el control de la población (al tornarse mayoritaria), se hará con el control del territorio nacional dominicano y se hará con el control del gobierno de esta Parte Este de la isla de La Española para agenciar de inmediato la fusión con el Estado haitiano, el cual volverá a sentar sus reales sobre esta Parte Este retrotrayendo al país a la misma situación que comenzó en mil ochocientos veintidós (1822) y que todos creíamos que había culminado de manera definitiva en mil ochocientos cuarenta y cuatro (1844) con la materialización de la obra duartiana. El actual ocupante del Palacio de Miraflores quiere contribuir decididamente a propiciar una transferencia de soberanía por absorción de un contingente humano que cada día que pase será cada vez mayor hasta convertirse en numéricamente superior (en Kosovo los albaneses se convirtieron en mayoría y se proclamaron independientes -y todo eso fue temido y advertido por los kosovares o locales hasta que el temor se hizo realidad- ; en el sureste ucraniano los rusos son mayoría y han ido proclamándose independientes y/o federados al Estado ruso; y esos son sólo algunos ejemplos recientes en el tiempo).
Fue ése mismo Nicolás Maduro Moro, el autoritario Presidente venezolano, el que profirió la amenazante expresión: “El que se mete con Haití se mete con Venezuela.“ Recientemente volvió y la repitió en ocasión de una visita que hizo a México. En la primera ocasión, de inmediato, como un eco, el autócrata cubano, Raul Castro Ruz, salió también en defensa de los haitianos profiriendo palabras más o menos idénticas y también de corte amenazante. Repito: el energúmeno gobernante venezolano Nicolás Maduro Moro sueña con hacer “Historia“ (¿?) tocando los lazos creados con el acercamiento y cooperación Petión-Bolívar cuando éste último enfrentaba el colonialismo español en América. La adición de Venezuela y Cuba permite que toda las bocinas de la propaganda mancuernada de ambos gobiernos se granjée también a sus compañeros de viaje latinoamericanos.
Luis Almagro: títere de Maduro.
Gracias a su política petrolera el chavo-madurismo se agenció los votos de la inmensa mayoría de los estados latinoamericanos en el seno de la OEA, de tal suerte que se puede decir con propiedad que la OEA actualmente está controlada por el déspota venezolano Nicolás Maduro Moro (lo que explica y explicará que desde la OEA nada se haga por democratizar a Venezuela), y que, por ello, también se puede afirmar categóricamente que el actual Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) , Luis Almagro, no es más que un títere de la política exterior del déspota venezolano en cuestión. Por eso a nadie debe de causarle extrañeza alguna que en ocasión de la débil diplomacia dominicana representada por el Canciller Navarro tratar de explicar el enfoque del gobierno danilista en el seno de la OEA dicho Secretario General de la OEA títere del chavo-madurismo (sin la más mínima vergüenza en ese sentido), tuvo la cachaza de salir con el desplante que traduce la siguiente expresión suya: “Es imperativo cesar los movimientos migratorios forzosos”. Esa expresión lo revela todo en el títere de origen uruguayo, medularmente que éste Almagro está prejuiciado porque ha sido cabildeado por el déspota Maduro Moro, que ya dicho títere de éste en la OEA de antemano nos condenó formalmente sin siquiera conocer la realidad de nuestro país. Después de eso, casi de inmediato, trascendió que dicho títere Almagro invitó al CARICOM a participar, junto con una comisión de la OEA, en venir aquí, a la República Dominicana, «a observar« (¿?) el proceso de regularización de haitianos del danilismo: ¿qué cosa van los estados miembros del CARICOM a «observar« (¿?) si ya éllos igualmente nos han condenado, inclusive con calificativos de «racistas«, «xenófobos« y «auspiciadores de un Apartheid«? Esos son los mismos que consideran que éllos sí tienen derecho a deportar haitianos ilegales, pero que la República Dominicana no tiene ningún derecho a deportar los haitianos ilegales que están en nuestro territorio. Ningún país ni ningún grupo de países ni ningún organismo internacional tiene el derecho de obligar a la República Dominicana a cambiar sus reglas sobre el Jus Soli condicionado o restringido.
Si la OEA controlada por los estadounidenses nos maltrató con una invasión y ocupación militar en mil novecientos sesenta y cinco (1965); de esta OEA controlada por la cabeza del chavo-madurismo, el sátrapa Nicolás Maduro Moro (titiritero del Secretario General de la OEA, Luis Almagro), la República Dominicana nada bueno debe esperar, pues está siendo maltratada y los niveles de maltrato pueden dispararse a un punto análogo al de mil novecientos sesenta y cinco (1965) para el déspota venezolano satisfacer su ego de presentarse ante la Historia como un supuesto «campeón de la lucha contra el rascismo y la discriminación de que son objeto los negros haitianos por los dominicanos«. En eso viene coincidiendo el déspota de Miraflores con «El Imperio«, como él y sus acólitos llaman a los Estados Unidos de América (USA o EE.UU.).
A la República Dominicana sólo le quedan dos cosas: a) arquitectar una inmediata y urgente política exterior inteligente matizada por la astucia en favor del interés nacional dominicano, sin la más mínima concesión a sus enemigos; y b) prepararse la población dominicana para el peor de los escenarios, esto es, el de una intervención militar extranjera; por eso la jerarquía militar dominicana debe ir haciendo planes ya para enfrentar esa hipótesis y, reitero, para distribuir armas entre la población civil dominicana para que los militares extranjeros que vengan en esa aventura no puedan salir nunca del territorio dominicano que Juan Pablo Duarte proclamó que nació para ser libre de toda potencia extranjera, que no puedan salir nunca porque se les despache para donde merecen ser despachados.