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Manuel Gilbert

PUERTO PLATA.-La llamada embajadora de los puertoplateños en New York, Elena Wells, fue sepultada envuelta en una atmósfera bullanguera similar a la que le rodeó durante su vida mundanal que se extendió durante gran parte de sus bien vividos 83 años.

Después de protagonizar una dura batalla tratando de vencer el trauma cerebral que sufrió al caerse hace varios días en el callejón de su vivienda, esta queridísima reina de los callejoneros expiró el pasado domingo, pero en vez de dolor, generó alegría.

Aunque su lamentable deceso produjo lágrimas a sus familiares, su petición de que no quería llantos, sino música, tragos y alegría, se hicieron presentes durante su velatorio en el Club Deportivo-Cultural Gregorio Luperón, al que ella y sus hijos Papi y Oscar Wells aportaron tanto.

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Cabe destacar, que desde que comenzó a ser velada, en el interior de su ataúd fueron colocados, un juego de dominó, un mata tiempo, un lapicero, sendas botellas llenas de Whisky MacAlbert y de Brugal, que eran herramientas básicas de su pasatiempos.

En el velatorio sonó su música favorita, inundando todo el recinto escenario del velatorio y todo su entorno durante toda la mañana del lunes y parte de la tarde, tiempo durante el cual sus amigos dieron el pésame a su acongojada familia.

A las 3:00 de la tarde, el féretro que contenía su cuerpo exánime, al compás de la canción “Cuando un amigo se va”, fue llevado en una carreta decorada profusamente como la difunta pidió en vida a la parroquia San Martín de Porres donde se realizaron las honras fúnebres.

Una vez concluida la misa de cuerpo presente, el cadáver de Elenita, como le llamaban familiares y amigos cercanos, fue retornado a la carreta, iniciando el recorrido hacia el cementerio, con paradas frente a su residencia y la casa materna, ambas ubicadas en la calle Seis de Los Callejones.

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Frente a la que fue la casa de su fallecida madre Alba Wells (Bebi), donde hablaron su hijo Juan Santiago Wells (Papi), el dirigente comunitario, Olivo Rodríguez y el destacado profesor de educación física, Víctor Ortega, quienes destacaron las prendas humanísticas y sociales de Elena Wells.

Después de estas dos breves paradas el concurrido y alegre cortejo fúnebre, encabezados por su esposo, Andrés Hernández (El Chino), Papi, José Oscar, Ivelisse Wells, sus nietos y otros familiares siguieron su ruta hacia el camposanto, ubicado en la calle El Morro esquina Padre Castellanos.

La carreta condujo a esta mujer alegre y jovial, humanitaria y sensible hasta la puerta de la principal necrópolis de la Novia del Atlántico y una vez allí, la urna que contentiva fue llevada hasta su tumba que le servirá de morada eterna.

Antes de que fuera introducida al nicho donde se le sepultó, el historiador Juan Ventura, nativo de Los Callejones y gran amigo de esta gran mujer y su familia, pronunció un sentido panegírico, que fue un recorrido exhaustivo y conmovedor de la trayectoria de Elena Wells.