PUERTO PLATA.-Sin buscar la opinión de la Academia Dominicana de la Historia ni de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental el Ministerio de Medio Ambiente ha anunciado que en uno o dos meses entregará bajo un régimen de co-manejo la Isabela Histórica a una fundación presidida por el doctor José Natalio Redondo.
La actitud de no someter el proyecto de concesión de la Isabela Histórica a los dirigentes y miembros de la Academia Dominicana de la Historia ni de los funcionarios que dirigen la Dirección de Patrimonio Monumental, es producto de la mentalidad que tienen la mayoría de los caciques de nuevo cuño que dirigen los ministerios y otras dependencias estatales de que las instancias bajo su dirección son cotos cerrados que están a merced de sus caprichos e intereses.
Ha llamado poderosamente la atención ekl hecho de que el Ministro Francisco Domínguez Brito haya pasado por alto que el Solar de la América es el sitio histórico nacional más importante, a pesar del total estado de abandono en que se encuentra, por la incuria de las autoridades gubernamentales, que no han hecho nada por rescatar sus ruinas durante más de cinco siglos.
Del mismo modo, han omitido el trascendental hecho de que si la Isabela Histórica fuera rescatada se convertiría de inmediato en el principal activo y atractivo turístico del destino Puerto Plata, lo que garantizaría que se convirtiera en un lugar visitado anualmente por miles de turistas, por haber sido asiento de la primera villa europea en el Nuevo Mundo.
Cristóbal Colón y sus acompañantes comenzaron su construcción a finales del año 1493 y la dejaron oficialmente inaugurada el 6 de enero de 1494, mediante la Primera Misa que se realizó en el América, la cual fue presidida por el padre Bernardo Boyl, secundado por una docena de sacerdotes.
Allí también operó el Primer Ayuntamiento que funcionó en las tierras descubiertas por el Gran Almirante de la Mar Oceana y muchas otras primicias que convierten ese maravilloso espacio natural en una belleza espectacular incomparable, que debió ser cuidado con celo y esmero por las autoridades, que se han limitado a mirar para otro lado y dedicar su atención a asuntos que les generen beneficios.
Múltiples factores, entre los que cabe mencionar la rebelión del Alcalde Mayor, Francisco Roldán, provocada por el monopolio de la riqueza que generaba el primigenio asentamiento por la familia Colón; el fallido modelo de factoría que se quiso trasplantar allí traído desde África; el trabajo forzoso al que se sometió a los españoles; la falta de alimentos y de medicinas, así como las enfermedades que causaron la no adaptación al nuevo ambiente.
Las dificultades mencionadas sufridas por los ibéricos, provocó la ruptura entre Colón y los hijosdalgos que en busca de fortunas se habían trasladado a la Española, la represión ordenada por el Descubridor de América, que pasó por el ahorcamiento de uno de los conspiradores, provocando la deserción de los principales hijosdalgos, incluyendo el Padre Bernardo Boyl y Mosén Pedro Margarite.
La falta de capitales en España, lo que obligó a utilizar los fondos y las naves disponibles para las guerras que libraba contra Italia, retrasando por más tiempo la permanencia del Almirante en la Península, forzando a Roldán y a sus rebeldes a creer que habían sido abandonados definitivamente a su suerte en la Isabela la que fue dejada abandonada y despoblada y se fueron a vivir a Jaragua.
El tiro de gracia a la Isabela, cuya existencia apenas duró del 1493 al 1497, o sea, menos de cuatro años, se produjo con el descubrimiento de varias minas de oro en los alrededores del Río Haina, lo que impulsó a Bartolomé Colón a fundar la población de Santo Domingo a pocas distancias de los yacimientos auríferos a finales de agosto de 1497.
Desde que fuera abandonada la primera ciudad construida por los conquistadores españoles hasta el pasado mes de agosto del cursante año 2017 han transcurrido 520 años, equivalentes a cinco centurias y algo más de cuatro lustros, tras los cuales surge una iniciativa inspirada por “un amor desinteresado”, de un grupo de hombres y mujeres de almas caritativas y altruistas preocupadas por el abandono y desamparo casi infinito en el que estado sumida la Isabela Histórica, para sacarla de su marasmo y anquilosamiento total.
Quiero terminar estas reflexiones, muchas de las cuales se sustentan en el Manual de Historia Dominicana del historiador Frank Moya Pons, recordando lo que decían muchos dominicanos en el pasado cuando un abejón penetraba a sus hogares:: “Si es buena la noticia, déjala y si es mala, llevátela”. Haciendo una paráfrasis de esa expresión criolla, repito: “Si este Plan de Co-manejo de la Isabela Histórica es bueno, déjalo y si es malo, ventajista y oportunista, llévatelo bien lejos”.
Los puertoplateños no solo sabremos esperar que pasen otros 520 años más, sino que estamos en disposición de esperar pacientemente todo el tiempo que sea menester, hasta que aparezca un Presidente de la República o un funcionario relacionado con el tema de la Isabela Histórica que haga lo que sea indispensable hacer para rescatarla y agregarla con mayor esplendor al catálogo en el que figuran los mejores atractivos turísticos de la República Dominicana.