THOMAS COOK EL PADRE DEL TURISMO MASIVO MODERNO
Parte IV
Fuente: Enciclopedia “Técnico en Hotelería Turismo”
El padre del turismo masivo moderno fue Thomas Cook, quien el cinco de julio del año 1841, desarrollo y llevó a la práctica el primer viaje organizado de la historia, alquilando un tren para llevar a un grupo de turistas desde Leicester a un rally en Loughbourough, situado a veinte millas de distancia. Cook vio rápidamente el gran potencial de negocio en el sector y se convirtió en el primer Tour Operador de la historia.
Estas iniciativas fueron rápidamente asimiladas por otros empresarios, como resultado la industria turística creció rápidamente en la Inglaterra Victoriana. Inicialmente este negocio se basó en ofertas hacia la creciente clase media, que tenía más tiempo libre en sus trabajos, pudiendo permitirse el lujo de viajar e incluso permanecer durante período prolongados en casas de alquiler. De todas maneras esto cambió cuando en 1971 se aprobó la “Bank Holiday Act” que introdujo el derecho de todos los trabajadores a tomarse vacaciones, incluso aunque no recibieran su salario durante ese período, garantizándose el puesto de trabajo tras el tiempo de descanso.
La combinación de esos períodos cortos de vacaciones, el aumento de las facilidades para realizar viajes y las distancias, significó que los primeros lugares de vacaciones que progresaron fueron los pueblos costeros británicos, situados próximos a las crecientes urbes industriales de donde provenían los turistas. Para los trabajadores situados en la zona industrial norte, estaban las localidades de Blackpool y Scarborough. Para los situados en la zona central estaba Weston Super Mare, y para los de la zona de Londres, estaban Southend on Sea, Broadstairs, Brighthon, Eastbourne y una gran colección de lugares menos conocidos.
Pero durante un siglo, el turismo fue una industria meramente nacional si nos referimos al mayor porcentaje de desplazamiento, quedando reservados los viajes al extranjero solo para las clases más ricas y los interesados en la cultura que podía permitírselo, ya que el coste de éstos trayectos era prohibitivo para el ciudadano medio.
Este proceso se desarrollo de manera muy similar en otros país, pero de forma más lenta , ya que en el siglo XIX Gran Bretaña era el líder mundial indiscutible en industrialización , a gran distancia del resto . En Estados Unidos surgieron zonas como Atlantic City, para los habitantes de Bruselas (Bélgica) estaban Ostente y para los parisinos, Boulogne y Deauville.
El gran otro impulso para el turismo en el siglo XIX fueron las Exposiciones Universales. La primera que merece ese nombre se celebró en 1851 e Londres, y tuvo suficiente volumen de turistas (seis millones) nacionales y también ya extranjeros (aproximadamente un cinco por ciento) para considerarla como el fenómeno que abre el período de esta época del turismo. Este tipo de acontecimiento alcanzó tal fama , que solo unos lustros después, en 1867, la segunda “Exposition Universelles” de París alcanzó ya los dieciséis millones de visitantes.
Aparecen ya para esta época las primeras agencias de viaje. Estas agencias de viaje nacen generalmente como negocios familiares que lo que ofrecen es un Grand Tour en miniatura que se adapte a las condiciones monetarias y al escaso tiempo que disponen a veces los nuevos clientes. La época de los trenes y de las “Exposiciones Universales”, pues, va a ser la que vea nacer a los viajes organizados, aunque no debe pensarse que estos fueran exclusivos de aquella nueva clase social de burgueses, porque precisamente esto sería ignorar que la más relevante figura del momento, en cuanto a innovación turística, Mr. Thomas Cook, inició su carrera y fortuna gracias a una clientela esencialmente obrera.
La relación de Cook con la Great Exhibition es fundamental, puesto que precisamente en ésta consiguió que 165,000 personas, residentes en la mayoría de los núcleos industriales, acudieran al evento a precios módicos. Con la ayuda de su hijo, John Mason Cook a partir de 1865, formarían una agencia de viajes que fue acercando a los viajeros británicos de clase media, a los viejos santuarios del Grand Tour, como Francia, Italia o Egipto, además de desarrollar el turismo hacia Suiza, que debería convertirse en el destino por excelencia desde este momento hasta principios del siglo XX, con el auge del alpinismo.
Sin embargo, se les atribuye haber creado los forfaits individuales, ya que a los ya indispensables billetes del tren, se les acompañó de unos vouchers o hotel-coupons, válidos para pagar las habitaciones de hotel en cualquiera de aquellos que presentaban la guía de la misma agencia, evitando así los inconvenientes de tener que pagar en moneda extranjera.