Alejandro Moscoso Segarra recibió la orden de no mandar a juicio de fondo a Félix Bautista y la cumplió. Muchos están legítimamente indignados y se asoma una esperanzadora temporada de protestas.
El país ha asumido que la orden fue emitida por Leonel Fernández vínculado con el juez y entre ambos cubrir la necesidad imperiosa de proteger a Félix Bautista.
Sin descartar los méritos de esa creencia hay otras consideraciones: ¿Tiene Leonel Fernández, por si solo, tanto poder como para emitir esa orden y hacer que se cumpla?. El juez no ignoraba la gravedad de su decisión tanto en lo social y político como incluso en lo penal porque, Moscoso –aunque no espera que suceda- sabe que puede ser enjuiciado por prevaricación. El juez también sabía que esa decisión desautorizaba la Procuraduría, la Embajada de los Estados Unidos y coyunturalmente al propio Danilo Medina. De manera que tenía plena conciencia de la vaina que se estaba echando encima personal, familiar y profesionalmente. Es verdad que el bando de Leonel Fernández tiene dinero suficiente como para asegurar el presente y el futuro de ese juez, sin embargo, incluso entre canallas, el dinero no es la única consideración.
Originalmente, el fallo del juez iba a ser anunciado en febrero, luego se cambió la fecha para la que finalmente tuvo lugar, pero la noche antes, con poca anticipación en la convocatoria y un quórum masivo, se reunió, tras siete meses sin hacerlo, el Comité Político del PLD. La reunión abordó el caso de Félix Bautista; fue breve y hermética, en la mejor tradición peledeista. Las instrucciones finales para el fallo fueron evacuadas y este circuló antes de ser pronunciado y era, por eso, ya conocido. Tanto es así que Félix Bautista compareció a la audiencia sonriente, no sombrío, sin asomo de preocupación en su rostro porque el sabía ya cual era el fallo. Esa cara sonriente no se parecía en nada a la expresión de preocupación, enojo y angustia que había mostrado frecuentemente a lo largo del proceso, especialmente, cuando este empezó a cobrar la apariencia de que era un proceso “de verdad y no de jugando “.
Aunque la orden de “no ha lugar” procedió del litoral de Leonel Fernández, haberla sostenido contra viento y marea era demasiado para un solo juez y acaso para el propio Leonel. Alguien mas debe haberse comprometido con él en esa decisión y a eso se abocó el Comité Político. Es un asunto de credibilidad comparable con la decisión de Quirino de venir al país. Los leonelistas aseguran que lo trajo Danilo para bombardear su campaña por la nominación. Yo estoy convencido de que no. Quirino, con la experiencia adquirida, no podía –en su sano juicio- creer ni confiar en ninguna de las seguridades que Danilo pudiera haberle ofrecido porque carecía de poder suficiente para garantizarle nada. Entonces, así como Quirino vino protegido por los americanos, así mismo el juez Moscoso Segarra recibió, además del mandato, otras garantías y esas garantías solamente podían ser producto de una instancia superior, entidad colegiada y/o consenso negociado.
En la ecuación original, los danilistas quieren la reelección pero Leonel tiene en sus manos la reforma constitucional y ganar sin Leonel y su gente es improbable. Leonel, quiere la postulación presidencial, pero si la consigue no podría ganar con el gobierno en contra. El PLD maquinaria quiere y necesita seguir en el poder y para ellos la rivalidad de los otros dos plantea una división peligrosa y una amenaza a su propio bienestar.
Esa creencia nos da la pista para acercarnos a la comprensión de la sentencia. Trancado el juego interviene el Comité Político. ¿Te suelto a Félix y hago renovación del compromiso de impunidad total a cambio de renunciar a la postulación? ¿Cesan los aprestos reeleccionistas? ¿Los danilistas, si no consiguen pasar pueden intentar imponer otro candidato propio o transarán con los leonelistas y el Comité Político la elección de un tercer candidato detrás del cual tendrán la obligación de lanzarse todos los peledeistas?.
Esta tesis ya fue planteada en “El Desenlace Probable en el PLD” por Felipe Ciprian. Pero, además de las dificultades citadas por él en su artículo, un tercer candidato es potencialmente un nuevo monstruo que nadie sabe como se comportará una vez que hubiera sido hecho presidente. Además, como alegaba un amigo mío, dos hombres que aspiran a la misma mujer encuentran difícil acceder a ofrecérsela a un tercero. De todos modos, el PLD maquinaria lo tiene claro. La unidad del partido debe ser restaurada y esa unidad, creen ellos es mas poderosa que las encuestas y, si se logra consenso para la presidencial, podrán ponerse de acuerdo para las senadurías, diputaciones y municipios.
Quizás no fue así. Negociaron otras cosas, pero negociaron. El PLD maquinaria cree que con Leonel o Danilo irían divididos. Procuran evitarlo con un acuerdo pero si fracasan se irán con un candidato, sin brillo pero de consenso y pueden hacerlo ganador como hicieron antes con Danilo, que era totalmente opaco.
Moscoso Segarra produjo una sentencia que contiene y expresa una negociación. Por lo tanto, al fallar así él no ha quedado enfrentado a Danilo y posiblemente tampoco a la Embajada americana. El, en otras palabras, no estaba solo. Por esa razón el twiter del Procurador sobre el deplorable estado de la justicia tuvo que ser borrado poco después de su publicación. Todo lo anterior demuestra que mientras Danilo gerencia una imagen bonachona y simpática pero cómplice, Leonel sigue gobernando a través de la gente que dejó en el gobierno. Los americanos tienen su propio juego y hay que decodificarlo en su alcance e implicaciones.
“Servir al partido para servir al pueblo” queda una vez mas consagrado con su variante SERVIR AL PARTIDO PARA SERVIRSE DEL PUEBLO como la mas efectiva y perversa concepción y práctica del trabajo político. Ahora, sépase, que la misma gente que trafica con el crimen con impunidad total y que se atreve de este modo a desafiar la cordura, el respeto y la paciencia de un pueblo, son los mismos que en 2012 se robaron las elecciones que ganó Hipólito Mejía y que están igualmente dispuestos a robarse las próximas.
Moscoso Segarra y Roberto Rosario son dos ejemplares de la misma especie; la desvergüenza de ambos se nutre de nuestra indiferencia, de nuestra incompetencia, de nuestra cobardía y también de nuestras miserias y mezquindades.
Sépase finalmente que esta gente no será detenida y menos aun derrotada saliendo a la calle con velitas, con entierros simbólicos de la justicia, con ruegos, vigilias y eventos similares. Para destronar a ese PLD hay que estar dispuesto a jugársela, a destruir la gobernabilidad de la que se lucran, a pararle el país y arrebatarle las calles a la lujuria, al ruido, a la dejadez y al narco. ¿Están nuestros líderes políticos a la altura de esa misión? Se puede afirmar que hasta ahora no lo han estado.