Cuando el embajador de Estados Unidos dijo estar interesado en que las elecciones fueran limpias, el presidente Danilo Medina, en un acto de cinismo calculado respondió: “Yo también estoy interesado en que sean limpias”.
Cuando se habla del evidente uso de los fondos públicos el mandatario, le pide a la Junta Central Electoral, a cuyo presidente Roberto Rosario había recibido días antes sin la presencia de los demás integrantes del Pleno, que vigile y evite el uso de los recursos del Estado. Descaradamente le “ordena” “que haga su trabajo”.
“…le pido a la Junta Central Electoral que haga su trabajo y que impida a cualquier militante hacerle daño a mi candidatura usando un recurso público que no me interesa que se use en mi campaña electoral”, dijo rodeado de tránsfugas y traidores comprados con dinero del Estado.
“Cuidemos nuestra campaña, no le demos argumentos para que desacrediten la campaña del Bloque Progresista del PLD y de los partidos aliados”, argumentó sin el menor escrúpulo, como quien come tiburones podridos sin eructar, cuando todos sabemos que “los partidos aliados” fueron comprados y que dirigentes más importantes designados en importantes cargos públicos.
Está demostrado que Dañino Mentira, como debería llamarse, dice cualquier cosa, buena o mala, mentira o verdad, porque sabe que no pagará consecuencia alguna por el poder ha logrado en los medios de comunicación que resaltan sus engaños, falsas promesas y mentiras, mientras resaltan las virtudes que les han inventado.
La oposición calcula que Dañino gasta 12 millones de pesos diarios en propaganda y publicidad. El dato es incorrecto. Es mucho más; millones de pesos más, porque no incluye la “sustitución de cuñas” de las oficinas pública, ni el pago millonario de las bocinas insertadas en los medios de prensa en todo el territorio nacional, que se hace por distintas vías, incluso en dólares.
No se puede ver la televisión, ni escuchar la radio. La saturación es insoportable. Cada cinco minutos o menos sale al aire un spot de publicidad engañosa y falsa pagado por diversos ministerios resaltando los supuestos logros de presidente como si los recursos empleados en cada obra, donde la corrupción es más que evidente, no salieran de los bolsillos de los contribuyentes, sino del mandatario.
Las caravanas reeleccionistas resultan ultrajantes, apabullantes y bochornosas, con 80 jeepetas de lujo rotuladas a 80 mil pesos cada una con la imagen nefasta de Dañino Mentira. Cabe preguntarse, ¿quién es el propietario de los vehículos? ¿Quién paga los conductores y el combustible? Los helicópteros que sobrevuelan la zona donde se realizan los actos de campaña, ¿a quién pertenecen? ¿Quién los paga? Dicen que en cada actividad reeleccionista se gastan más de 50 millones de pesos. ¿De dónde salen?
Elevando el cinismo y la burla al más alto nivel, Dañino Mentira le pide a la JCE que “haga su trabajo” evitando el uso de los recursos del Estado sabiendo que es imposible por la falta de una voluntad política, porque él -si él- no quiso que se aprobara una ley de partidos y de garantías electorales, y el por el envilecimiento de una parte del órgano rector de las elecciones.
Lo de Dañino es como para morirnos de la risa sabiendo que nos está cogiendo de pendejos cuando le pide a la JCE que “haga su trabajo”.