Boy smiling after hitting pinata

Boy smiling after hitting pinata

Ramiro Francisco

La pasada semana, nos referimos a la realidad de la existencia de una oposición política en nuestro país desde nuestra óptica por supuesto, y ahora dejamos a la consideración de ustedes las rebatiñas, entramados, estrategias y tácticas “guerreras” que se dan en el seno de buena parte de los partidos políticos del sistema.

Como afirmamos que hay oposición política decimos, que existen conflictos serios, muy serios en casi todos los llamados partidos políticos mayoritarios.

No olvidemos, que los mismos no están formados por las sillas, mesas, puertas y ventanas que se encuentran en los locales de esas organizaciones políticas.

Esas instituciones únicas plataforma para alcanzar el poder político en países “democráticos”, están formadas por personas. Jóvenes, adultos, de la tercera edad, letrados, analfabetos, profesionales, empíricos, ricos, pobres, blancos, mulatos,  negros, jojotos… pintos.

Personas. Las personas son las generadoras de conflictos y desorden.

Entonces surgen los grupos, las “líneas”, las “corrientes” que las más de las veces, provocan “explosiones”, “cortocircuitos” y “fuegos” difíciles de apagar.

Y esas luchas a veces despiadadas, inmoral y rastrera deja marcas, huellas que como las “heridas” aquellas de que nos habla el Trovador Codina, “cierran en falso y si alguien las toca, vuelven a sangrar”.

Esos conflictos internos por los que atraviesan muchos de nuestros partidos políticos suelen servir – dicen algunos- para mantenerlos activos. Que un partido inactivo suele anquilosarse y volverse débil.

Cierto que falta mucho para las elecciones generales del 2020. Que los odios, rebatiñas, amenazas, injurias y deslealtades pueden ser subsanadas, los rencores aplacados y las aguas volver a su nivel.

Es posible, que esas fisuras emocionales no tengan cura, pese a los abrazos, sonrisas, pactos y poses para las redes y otros medios de comunicación.

Con todo, dirigentes de los partidos de oposición no pueden confiar en que las diatribas en el seno del partido oficial continuarán por siempre. De eso son expertos, ante la realidad de perder el poder suelen olvidar el grado de corrupción de cada quien, ponerse de acuerdo y mantenerse unidos.

Saben que si pierden el poder podrían pasarla no muy bien y el corre-corre no les permitiría dormir ni con un solo ojo.

El tiempo apremia. Los partidos opositores con innegables problemas internos – las vendas- deben recordar que a la piñata hay que darle un buen golpe y romperla, para que “tire las golosinas”.

ramiro_francisco@yahoo.com