Por GUILLERMO CARAM
Nuestra política está amenazada por la fantochería que conforman una fauna devoradora detonada por aviones tucanos, diseñados bajo inspiración de aves tucanes que habitan principalmente en selvas amazónicas. Extraña que los dientecillos serrados de estas aves sean dibujados en los aviones como de tiburones que devoran de tal manera que le resulta aplicable la advertencia del apóstol Pedro en el versículo citado: “estén alerta”…frente al…“León que ruge buscando devorar”.
Las aves tucanes tienen pico muy desarrollado, alas pequeñas y cola cuadrada para proporcionarle facilidad de movimiento. Son muy llamativas, especialmente por su largo y colorido pico y su larga lengua que termina en una punta afilada que le permite utilizarlo como tenaza para tragar con apenas un movimiento brusco de la cabeza. Producen un gorjeo muy primitivo. Son muy susceptibles a la biopiratería.
Sabemos que los tiburones son grandes depredadores gracias a sus abundantes y afilados dientes. Su piel actúa como silenciador, el agua se adentra en sus hendiduras limitando la fricción y mejorando movilidad y velocidad, haciendo su desplazamiento más sigiloso. Sus ojos proporcionan visión potenciada, capacitándolos para captar botines en condiciones de poca luz. Sus muy desarrollados sentidos de olfato y gusto les permiten identificar la presencia de potenciales presas.
El León es harto conocido. Sus imágenes adornan grandes palacios desde la antigüedad. Inspira textos, presentaciones teatrales y musicógrafas, filmografías y es tomado como símbolo empresarial y deportivo. Sus acciones son tan devastadoras que en la primera carta de Pedro apóstol a comunidades cristianas dispersadas en la diáspora judía de provincias del Asia Menor, lo comparaba con el enemigo por antonomasia de la religiosidad.
A pesar de su fiereza es una especie vulnerable. Pasa la mayor parte del tiempo descansando y está inactivo 20 de las 24 horas del día. La expresión popular lo reconoce: “el león no es tan fiero como lo pintan”. Por eso es una especie en extinción.
Los expedientes devoradores del erario público siguen sobre el tapete convirtiendo en selva la política protagonizada por tucanes, tiburones y leones humanos. Aun cuando se archiven casos, tucanos y otros, la espada de la justicia nacional e internacional los persigue recurrentemente; el desproporcionadísimo patrimonio del hijo putativo del León ha dejado perpleja la dominicanidad superando la descarada ostentación de riqueza de incumbentes del gobierno leonino; el enorme déficit fiscal que provocaran sus dudosos gastos siguen gravitando sobre nuestra fiscalidad, etc…
Los dominicanos debemos concebir el alerta apostólico como escudo para extinguir, partiendo del rechazo: tucanes que tragan, tiburones que muerden y al león que ruge tras nuestro patrimonio público para seguirlo devorando.