Una alerta a los periodistas dominicanos y del mundo en el Día del Periodismo nacional
de Martín Heidegger, José Ortega y Gasset y Pedro Baños
PUERTO PLATA.-Decía Martín Heidegger que “las palabras son a menudo en la historia más poderosas que las cosas y los hechos”, las cuales cito para poner en evidencia en qué radica el poder de la prensa, llamada eufemísticamente como “Cuarto Poder”.
Hago acopio de esa frase de Heidegger en ocasión de conmemorarse hoy en República Dominicana el Día del Periodismo y del Periodista, fecha que resalta la salida del primer periódico nacional, “El Telégrafo Constitucional” y el oficio periodístico.
Es oportuno citar también, a modo de advertencia, a los que ejercen la profesión de periodista y hasta a los que sin serlo, hacen “comunicación” a través de las redes sociales en cada rincón del país y del mundo, lo que decía José Ortega y Gasset sobre el gran poder de la palabra: “!Cuidado con los términos, son los déspotas más duros que la Humanidad padece!”.
Asimismo, tomo prestado el trozo del libro: “EL DOMINIO MENTAL” de Pedro Baños, subtitulado: “Una carga que no nos corresponde”, donde aconseja dudar de la información que nos llega particularmente acuciante en estos tiempos en los que se ha demostrado, en repetidas ocasiones, la falta de calidad y ética de las lecturas y vídeos que nos llegan como consumidores. Desafortunadamente, esta tarea debería corresponderles, en primera instancia a los profesionales de la comunicación y el periodismo, de quienes se supone que informan con veracidad y no permiten que lleguen a nuestras manos información trampeada. Con eso, admitámoslo, ya no podemos contar”.
Más que nunca es importante que, como lectores y televidentes desarrollemos nuestra capacidad crítica. El actual papel del periodismo parece más destinado a desdibujar nuestras opiniones en línea con una u otra corriente política que a capacitarnos para decidir por nosotros mismos. Y así, en este estado, estamos listos para que hagan con nosotros lo que les plazca, pues, anulada nuestra capacidad de análisis, se bloquea cualquier posibilidad de resistencia.
Para ser justos con los profesionales del periodismo, toca resaltar que no todos tienen por finalidad hipnotizarnos. Y, también, los que trabajan en condiciones de explotación laboral en las que el tiempo para el raciocinio y el análisis brilla por su ausencia. El cambio no derivará de un periodista individual, sino del sistema en el que se enmarcan sus tareas diarias. Un marco en el que ahora manda la cantidad de noticias que escriben y no la calidad de estas. En el que, cada vez más, prima única y exclusivamente el número de clics”.