Las protestas y demostraciones de valentía contra la corrupción e impunidad puesta en marcha en las redes sociales forma parte a nuestro juicio, de los niveles de responsabilidad ciudadana que cada quien hace de público conocimiento.
Hacen exactamente dos años, uno de nuestros artículos publicado en este mismo medio, tiene como título Màs Allà de las Redes.
En el mismo concluímos de la manera siguiente: “No nos quedemos en las redes sociales, o en nuestros programas de opinión, en el púlpito, en la cátedra…tras cualquier bastidor, salgamos a la calle y manifestemos públicamente nuestra posición respecto a la corrupción y la impunidad en República Dominicana”.
Con lo ocurrido recientemente en nuestro país, en cuanto a asaltos, atracos, muertes, Obedrecht y Tucanos, son muchas las opiniones, noticias, Editoriales, columnas y comentarios escuchadas y leídas en programas de radio y televisión, lo mismo en periódicos impresos, digitales y en las redes sociales.
Ciudadanos cansados, angustiados, hasta –por qué no decirlo- temerosos por los altísimos niveles de inseguridad ciudadana que se vive en nuestra querida República Dominicana.
El Presidente Danilo Medina debe reunirse más a menudo, con los altos mandos militares y sin miedo a que lo tumben, cortar raíces, troncos y ramas, que considere podridas, quebradas o secas. Es el Comandante en Jefe.
No solamente con los altos mandos militares y policiales, sino también, con “su congreso”, con “sus funcionarios judiciales”. Con quien deba hacerlo, para dejar bien claro ante la opinión pública nacional e internacional, la gravísima acusación de soborno en el llamado caso Lava Jato de la empresa Odebrecht, en el que estarían supuestamente involucrados militares, funcionarios gubernamentales y legisladores.
A nosotros como entes sociales nos toca, mantener activo en la opinión pública el tema de Odebrecht por mucho que se intente de manera sutil o descarada desvanecerlo en los medios de comunicación.
El Presidente debe ordenar que se investigue hasta las últimas consecuencias. Caiga quien caiga. Aunque el fango le salpique.