PUERTO PLATA.-Casi todo lo que se relaciona con la ramal del Ferrocarril Central Dominicano que existió en Puerto Plata ha sido barrido por el tiempo, pero especialmente por la mano depredadora del ser humano, especialmente la del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, que decidió su eliminación.
En este destino turístico solo quedan como recuerdo de ese sistema de locomoción dotada de motores movidos a vapor producido por la combustión de la lecha y el carbón de piedra, una vieja locomotora que exhibe su estructura de hierro, al lado de la Estación del Ferrocarril, ubicada en la avenida Presidente Caamaño.
Destinar ese activo histórico que es la Estación del Ferrocarril para albergar las oficinas de Migración del puerto y para la Defensa Civil es un acto digno de condena, porque ese valioso lugar debió destinarse a l Museo del Ferrocarril Central Dominicano, más cónsono con el carácter turístico de Puerto Plata.
Asimismo, en la loza del espigón del muelle viejo se pueden observar algunos hierros de la línea del ferrocarril que llegaba hasta el puerto desde los talleres del ferrocarril que funcionaban frente al ensanche Dubocq (Los Callejones) entre los puentes de Juan García y don Miguel Tamayo, ambos fallecidos.
La línea del este sistema colectivo de transporte hacía un recorrido que comenzaba en la Estación del Ferrocarril, pasaba por Mono Mojao, finca de José Dubocq, la Puerta de la Finca, San Marcos, La Sabana del Corozo, Hojas Anchas, Barrabás, Imbert, Llanos de Pérez, Altamira, Cañada Bonita, Navarrete hasta Santiago.
Aquí en Puerto Plata las líneas del ferrocarril estaban ramificadas en tres ramales, una de las cuales llegaba hasta el puerto, se extendían hasta la compañía exportadora y la otra cruzaba por los almacenes de tabaco y de café que operaban por donde cruza la avenida Caamaño y el callejón Gonzáles, al lado de la Ferretería Bordas.
Ese desaparecido sistema de transporte desaparecido fue producto de una iniciativa del , dictador Ulises Heureaux (Lilís), que cuando se percató de que los concesionarios de que el Ferrocarril no querían llevarlo ni a Samaná ni a Santiago, concibió el hermoso proyecto de dotar a la ciudad del Yaque y a Puerto Plata de una vía de hierro eficiente.
En el año 1892 se aceptaron los primeros viajeros y carga para San Marcos y en 1897 Heureaux, con una pompa digna de la obra la inauguro dejando al servicio público 72 kilómetros de vía angosta, que de tiempo en tiempo era mejorado, llevándolo hasta la provincia de Moca.