GREGORY CASTELLANOS RUA14

Por Lic. Gregory Castellanos Ruano

Recientemente, a finales del pasado mes de Junio del dos mil catorce (2014), la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) trajo al país al italiano Luigi Ferrajoli y al argentino Jose I. Cafferata Nores, figuras «estelares« (¿?)  del Cretinismo Procesal Penal y de los fanáticos seguidores de este.

A la actividad en cuestión asistieron abogados alienados por la doctrina profesada por dichos dos individuos, precisamente por cuya alienación son partidarios de dicha doctrina que no les permite sopesar la realidad y por ello no pueden salirse del encajonamiento o ratonera mental creada sobre la base de los sofismas instituídos como dogmas «incuestionables« (¿?) de la doctrina cepepeísta en cuestión. Los invitados de referencia, envueltos en toda una flamante aureola mítica, fueron aplaudidos a más no poder por dichos asistentes atrapados en dicha ratonera mental. La asistencia y los aplausos en cuestión  son una muestra de la elevación a rangos celestiales en que se tiene a dichas dos figuras «estelares« (¿?) del Cretinismo Procesal Penal.

Al otro día, veintisiete (27) de Junio del dos mil catorce (2014), salió Eduardo Jorge Prats (miembro de la Nomenclatura Ortodoxa de la Jerarquía Eclesiástica del Cepepeísmo dominicano), en el periódico Hoy, con un artículo que tituló «Ferrajoli en Santo Domingo«, a tocar la misma lira que usó Nerón cuando incendió a Roma –y culpó a los cristianos- y a cantarle loas a Ferrajoli por el hecho de que éste último en su intervención en la UASD citó un escrito-tesis errado del dominicano (= Eduardo Jorge Prats) sobre «El populismo penal«: el ego exaltado de Jorge Prats ante las caricias «celestiales«  (¿?) que recibió tenía de algún modo que ser correspondido. Las voces de los dioses cepepeístas  que escucha en su cabeza lo impulsaban a «ser agradecido«.

Ferrajoli saca a la sociedad y a las víctimas de la teoría del garantismo y hace un diseño de este muy atinado para los delincuentes liberando a los `poderes salvajes` de éstos sobre la sociedad entera «en el sentido de que el Derecho penal se justifica «como técnica de minimización del poder, en otro caso absoluto y salvaje««. Lo que Ferrajoli no advierte es que el ultragarantismo por el que él aboga lleva a un Derecho Procesal Penal Máximo, a una deriva inflacionista de la ley procesal penal, al colapso del Derecho Penal, a la expansión del no encarcelamiento de criminales y delincuentes (vale decir, a que los delincuentes estén en las calles y no en las cárceles), a convertir a los pobres en más pobres (puesto que la inmensa mayor parte de las víctimas de los delincuentes son los pobres) y a la impunidad de los delincuentes. «La lucha« (¿?) de Ferrajoli  «por el Derecho« (¿?) en realidad consiste en generar un Derecho para incrementar la pobreza, la marginalidad, la discriminación y la exclusión de la sociedad y de las víctimas de los criminales y delincuentes y convertir así a la sociedad en una sociedad más alejada de la democracia, de la justicia y de la solidaridad.

Los postulados de Ferrajoli y de toda la secta cepepeísta (de la cual forma parte el argentino Jose I. Cafferata Nores) llevada a la práctica a través de los códigos procesales penales copiados por todos los países iberoamericanos del molde del Código Procesal Penal Tipo para Iberoamérica han incrementado la inseguridad ciudadana, la cual ha llegado a extremos insospechados convirtiéndose en el principal problema de cada una de dichas sociedades iberoamericanas sin excepción. El agigantamiento o multiplicación sin par de los hechos criminales que se produjo desde dicha colocación en vigor no tienen respuestas idóneas del Estado; la pobre «respuesta« (¿?) del Código Procesal Penal ante el hecho delictivo evidencia que el mismo, es decir, dicha norma que es dicho código (con su conjunto de tecnicismos expresiones de la visión equivocada que los inspira), es el claro culpable de dicho fenómeno de dicho agigantamiento. Los alienados del Cretinismo Procesal Penal que genera la doctrina cepepeísta no pueden ver con claridad esta situación porque su mente está atrapada en y por el conjunto de sofismas cepepeístas elevados a la categoría de verdaderos dogmas con ribetes religiosos y el perspectivismo que dicho conjunto de sofismas cepepeístas elevados a la categoría de verdaderos dogmas con ribetes religiosos les genera les impide analizar dichos dogmas, puesto que admiten estos como «verdades absolutas«  (¿?) y, en consecuencia, «no impugnables« (¿?) , «no cuestionables«  (¿?) (entre ellas el buscar generar pavor ante la prisión preventiva porque esta «no puede constituirse en una pena anticipada« negligiendo asíel carácter de medida cautelar de la prisión preventiva, lo cual es muy diferente a una pena pronunciada, y, además, negligiendo deliberadamente que si acaso  realmente se cometiese un error judicial hay los mecanismos necesarios para que el Estado responda ante un error judicial; y negligiendo también que los errores judiciales son lo menos que acaso puede producirse). Es la experiencia sistemática de las víctimas la que lleva a la sociedad la noticia reiterada de que el problema es técnico, procedimental, esto es, normativo; que la Policía Nacional no instrumenta expedientes  –a diferencia de la época del anterior Código de Procedimiento Criminal-, que tras la Policía Nacional investigar y apresar bajo la dirección del Ministerio Público entrega los delincuentes a los representantes del Ministerio Público y luego el Ministerio Público apodera a los jueces, que es en ese circuito Ministerio Público-jueces donde, al aplicarse las normas del Código Procesal Penal, este queda en evidencia como la pieza clave del fracaso de la administración de la Justicia Penal, pues se revela como el manto investidor de la impunidad a los delincuentes. Pretendiendo, irresponsablemente, tirarle la carga a la Policía Nacional se pretende ocultar dicho carácter clave del Código Procesal Penal en la generación de dicha impunidad a favor de los delincuentes. Para el Código Procesal Penal derechos fundamentales sólo los tienen los delincuentes, no las víctimas ni la sociedad: estas han sido arrojadas del «paraíso« (¿?) procesal penal instaurado por dicho código a favor de los delincuentes. La realidad de la vida es inexistente para el cepepeísmo: esta equivocada corriente jurídica suprime la realidad de la peligrosidad del delincuente, supuestamente el delincuente es «inocuo« (¿?), aunque en el fondo éllos saben que esa supuesta «inocuidad« (¿?) del delincuente es totalmente falsa, pero el orgullo, la tozudez y la alienación les impide reconocer tal cosa, pues ello implicaría reconocer que han estado equivocados desde el principio y, además, sería reconocer que éllos mismos son concausas evidentes (como en efecto los son con su actitud infame de apañamiento y defensa de dicho código) de los millares y millares de crímenes y delitos cometidos bajo el manto protector del Código Procesal Penal.  Bajo el sistema que instaura el Código Procesal Penal se pueden recolectar todas las pruebas necesarias para obtener condena, pero ese sistema que es ese equivocado modelo procesal penal regido por una totalitaria Favorabilidad Pro Reo desemboca en la impunidad de los delincuentes. La retórica cepepeísta está garrafalmente equivocada de raíz, pero eso no puede ser apreciado por alienados que, por ello, enfocan desde el errado perspectivismo cepepeísta.

Gracias al Código Procesal Penal el Código Penal ha devenido en verdadera letra muerta, al conducir a las disposiciones de los tipos penales a más allá de la contravencionalización del Derecho Penal; por ello los delincuentes perdieron el miedo a delinquir tras ver en la práctica las bondades que a su favor instauró el Código Procesal Penal.

En horas de la madrugada de ese misma fecha en que se celebró dicha actividad procesionaria de feligreses alienados en la UASD, el ex Presidente de la Cámara de Diputados Alfredo Pacheco y su familia también fueron objeto de una visita.

También el veintisiete (27) de Junio del dos mil catorce (2014) el periódico El Nuevo Diario trajo la noticia «Delincuentes penetran en casa de Alfredo Pacheco«, la cual dio a conocer de la siguiente manera:

«27/6/2014
Dirigente es víctima de la delincuencia que arropa el país
Delincuentes penetran en casa de Alfredo Pacheco
SANTO DOMINGO. Alfredo Pacheco, ex presidente de la Cámara de Diputados, fue víctima anoche de la desenfrenada ola de robos que azota el país, cuando ladrones penetraron a su casa en horas de la madrugada y cargaron con celulares, tabletas y otras pertenencias. Probablemente el o los ladrones penetraron por una ventana en el segundo nivel de la casa, en Cristo Ley, del dirigente perredeista, quien dormía junto a su esposa Digna Reynoso, a pesar de que la vivienda dispone de seguridad permanente. La información fue colgada en la cuenta de facebook de la señora Digna Reynoso y allí especifica que los rateros la dejaron sin sus celulares, tras quejarse de la escasa o ninguna protección que tienen los ciudadanos dominicanos ante la criminalidad que ha ganado la batalla al gobierno dominicano. El robo a la residencia de Alfredo Pacheco es solo una prueba de la generalización de la delincuencia en el territorio nacional, ante los inútiles esfuerzos que dicen estar desplegando las autoridades policiales para controlar este mal que afecta a todos los dominicanos sin importan rango social, político o militar. Pacheco y su esposa se disponían en la mañana de hoy a denunciar ante las autoridades policiales el robo del que fueron víctimas en su residencia al destacar que por suerte para su familia no hubo ningún hecho violento que lamentar ya que en ningún momento advirtieron la presencia de extraños en su habitación. Hay un gran sobresalto en las familias dominicanas, sobre todo en los residentes en el Distrito Nacional, ya que no parece haber solución para el tema de los robos y los atracos que muchas veces se materializan a plena luz del día, pasando rápidamente a los archivos policiales sin solución. El alto dirigente del PRD dijo sentirse impotente ante las pocas respuestas que se brinda como solución a este problema que se define como un los tres principales en el país.«

Dichas tres visitas están íntimamente relacionadas. La visita que le efectuaron a Alfredo Pacheco y a su familia es idéntica a las visitas del mismo tipo de que han sido objeto millares de familias dominicanas desde que el Código Procesal Penal entró en vigor al morir el veintiséis (26) de Septiembre del dos mil cuatro (2004).  Todas esas otras visitas de que han sido objeto millares de familias dominicanas también están relacionadas tanto con dichos dos personajes traídos por la UASD como con otros personajes de la misma calaña que forman parte de la Teología Cepepeísta, esto es, del Cretinismo Procesal Penal. Naturalmente, la alienación que produce la ratonera mental que genera el cepepeísmo les impide a sus adeptos religiosos ver los hilos que interconectan la visita de Ferrajoli y de Cafferata Nores, por un lado, y la visita a Alfredo Pacheco y sus familiares, por el otro lado. Alfredo Pacheco y su familia «tienen mucho que agradecerle« (¿?) a dichos dos mentores de la delincuencia traídos por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).