Por Lic. Gregory Castellanos Ruano
Los abogados del país que estén ganando un caso por sus propios méritos son potenciales `muertos en uso de licencia` porque sobre ellos flota el riesgo de que los que estén perdiendo el caso hagan contacto con la asociación que hay instalada dentro del Colegio de Abogados para usar dicha entidad como un instrumento cuyo mecanismo disciplinario es puesto al servicio de los que estén perdiendo para doblegar a los abogados que estén ganando el caso en cuestión, para forzar a éstos últimos a llegar a un acuerdo bajo los términos que quieran los directores de dicho instrumental de fuerza. Los que hasta ahora no han sido molestados con el ejercicio de ese mecanismo han tenido suerte, pero son tales cosas: potenciales `muertos en uso de licencia`. Todo depende de que se haga ese contacto ´´`mágico« (¿?).
Es decir, muchísimos abogados del país desconocen que otros abogados conformantes de esa asociación tienen puesta la servilleta para almorzarlos con cuchillo y tenedor. Del mismo modo que en cierta época la máquina militar estadounidense de entonces comía negros en Vietnam. O sea, que muchísimos abogados del país desconocen que pueden ser la víctima sacrificada en esos altares antojadizos de dicha asociación allí enquistada.
Esos altares antojadizos edificados por el presidente del Colegio de Abogados le sirven a éste para su acumulación originaria. Por y para esa acumulación originaria, no por y para otra cosa, se activa la jurisdicción disciplinaria. Es frondoso el prontuario.
Desde la torreta de la entidad a la que así se ha auto desacreditado con su accionar interno el presidente de la misma escribe la narrativa de su antojo, del mismo modo que lo hacía Trujillo desde el Estado, de tal suerte que éste podía darse el lujo de pintar a personas que luchaban contra su régimen como «gavilleros«, es decir, como delincuentes organizados, por éstos simplemente defender sus tierras en el Este, cuando el real gavillero estaba al frente del Estado y también eran reales gavilleros aquéllos a quienes dirigía por prestarse a esas exacciones. Esos eran sus compañeros de correrías, es decir, eran sus compañeros de gavilla, sus instrumentos armados.
Estimulado para activar la jurisdicción disciplinaria su misión es desvirtuar la verdadera historia del suceso para convertir en «héroe« (¿?) al antihéroe, y él mismo, que es antihéroe de antemano y por antonomasia, también hacerse pasar por supuesto «héroe« (¿?). Se acepta presentar y se presenta todo tipo de trama con reparto disminuido o ampliado según lo demande el solicitador del infame servicio al igualmente infame ofertante del mismo. De tal suerte que se puede hablar con propiedad de `Las Falsas Crónicas del Tribunal Disciplinario Propiedad de Surún`.
A lo largo de la Historia los titiriteros han montado sus teatrinos o fábricas de subalternidades, de peleles: Risimero en Roma; Trujillo y muchos otros igual que éste son prolíficos exponentes en ese sentido.
Los que se han dedicado a esa actividad lo que han hecho en síntesis es crear y mantener una fachada que no traicione su falsedad para que la fábrica de falsas crónicas pueda seguir evacuándolas todas las veces que el estímulo ponga a marchar en esa dirección. Desde que en La Cristiandad se crearon las órdenes de monja el cerdo puede vestir toca de monja.
Al hacer estas actuaciones los fabricantes de falsas crónicas, dichas actuaciones encajan dentro de numerosas previsiones penales.
Pero estos crímenes no aparecen en los noticieros y los criminales andan sueltos. Son como las guerras, pasan por normales actos de canibalismo. Del mismo modo que los crímenes y delitos de Trujillo, que no aparecían en los noticieros dominicanos como tales crímenes de Trujillo, sino que lo que trascendía al público era algo totalmente distorsionado, y la cual trascendencia tenía previamente que ser aprobada por el régimen.
Los fiscales y los jueces se inclinaron desde el principio, y se inclinaban obsecuentes, ante Trujillo; lo que sucede actualmente no está para nada lejos de ahí: los fiscales del Ministerio Público ordinario –de este mismo actual supuesto «Ministerio Público Indepependiente«– y los jueces de este Poder Judicial ordinario frente a Surún no cumplen con sus deberes constitucionales y legales, lo que hacen es protegerlo con impunidad. De ahí que con su inacción contribuyan a hacer imperturbable dicha fachada creadora de `Las Falsas Crónicas del Tribunal Disciplinario Propiedad de Surún`. La misma desvergüenza que ocurría con los fiscales y los jueces obsecuentes a Trujillo que le garantizaban impunidad a éste y a todo su aparato represivo. Por eso esos crímenes y delitos no aparecen en los noticieros, los ex «grandes medios« tradicionales no escuchan sobre ellos ni los ven, no se hacen eco de ellos, y menos que nadie los periódicos y canales de televisión; la televisión, la radio y los diarios no se dan por enterados, a pesar de algo muy, pero muy grave haber ocurrido en el Colegio de Abogados a partir del actual presidente de este haber tomado posesión del mismo, a pesar de todo lo que ahí ocurre diariamente con el uso instrumental del mecanismo disciplinario; y todo ese silencio ocurre porque el ministerio público, sobre todo por los integrantes de este actual supuesto «ministerio público independiente«, haber dictado `orden de silencio`.
Desde esa torreta el presidente del Colegio de Abogados elabora las coartadas que necesita para «justificarse« (¿?) porque sabe de antemano que las mismas serán «aceptadas« (¿?) sin el más mínimo cuestionamiento por este actual supuesto «ministerio público independiente«. Por esa razón se practica esa anormalidad con toda normalidad en el Colegio de Abogados.
En fin, desde este actual supuesto «ministerio público independiente« ocultan el crimen. Y el crimen le otorga poder, le sigue otorgando poder al así garantido con esa impunidad y esa impunidad lo estimula a seguir burlándose de las leyes. Lo mismo que ocurría con Trujillo y su camarilla.
Alguien una vez dijo que si Napoleón Bonaparte hubiese tenido un diario como el «Gramma«, con toda certidumbre ningún ciudadano francés se habría enterado nunca del apabullante desastre de Waterloo.
La mecánica descripta que está ocurriendo gracias al actual supuesto «ministerio público independiente« es el equivalente a esa tenencia del Gramma: el actual supuesto «ministerio público independiente« hace ese papel del Gramma. Y con esa actitud suya dicho actual supuesto «ministerio público independiente« le crea al crimen un muro de protección que es literalmente `un Muro de la Vergüenza`, `un Muro de la Infamia`.
Al supuesto «ministerio público independiente« proteger así el Crimen el referido manipulado instrumental disciplinario del Colegio de Abogados ha devenido en un `desmesurado y desbocado poder sancionatorio` que, a diferencia del poder sancionatorio ordinario (o penal), ahoga los Valores, los Principios y las reglas constitucionales.
En ese sentido, y de igual modo, es paradójico, contradictorio: mientras se crea un `Tribunal Constitucional de la República Dominicana` supuestamente para imponer el imperio de la Constitución, subsiste un tribunal, el Tribunal Disciplinario del Colegio de Abogados, tan o más arbitrario que los tribunales militares en la época en que estos conocían simultáneamente de delitos militares y de delitos no militares.
De suerte y manera que de lo que estamos hablando es de una isla de poder sustraída del control del supuesto «ministerio público independiente«, sustraída del control de la Justicia Penal Ordinaria y sustraída igualmente del control del Tribunal Constitucional (TC), pero el origen de eso está en la protección que le da el supuesto «ministerio público independiente«.
El derecho de propiedad que tiene el presidente del Colegio de Abogados sobre este es derecho de impunidad.