Por Manuel Gilbert

El 16 de agosto de 1971 el doctor Joaquin Balaguer inauguró el hermoso malecón de Puerto Plata que acababa de presentar credenciales en marzo del año anterior con el arribo del “Boheme” al muelle construido en el año 1918, iniciando así el turismo de cruceros en este destino vacacional.
El hermoso bulevar duró 35 años sin ser sometido a ninguna remodelación, tiempo durante el cual solo se le deterioraron unos pocos paños del hormigón de calidad que le colocó la compañía Diaz-Toribio que tuvo a su cargo la construcción de esa importante obra.
Para el 2006 sólo las aceras de ambos lados, muchos de sus postes del alumbrado eléctrico y una gran partes de sus luminarias estaban inservibles, por lo que solo era necesario reconstruir los paños de hormigón dañados, las aceras y sustituir el alumbrado por completo, lo que garantizaba por lo menos 35 años más de vida.
Nos opusimos al plan cuando conocimos que el gobierno del presidente Leonel Fernández iba a remodelarlo por completo, lo que implicaba dañar el hormigón asfáltico, picando toda su superficie para colocarle encima una capa asfáltica, hacer de nuevo las aceras y sustituir yo el alumbrado eléctrico.
La remodelación implicaba dotar de un carril para bicicletas, pavimentación de la avenida Hermanas Mirabal y la parte final de las calles que desembocan en el malecón, este conjunto de obras implicaba una inversión de RD$308.0 millones, cantidad que pudo bajar a la mitad, si se hubiese acogido las recomendaciones hechas por el autor de este artículo.
Advertíamos que no solo se podía economizar unos RD$150.0 millones, sino que se evitaría, cuando comenzará a aparecerbaches, antes de que transcurrieran 20 años, que el ayuntamiento o el gobierno tuvieran que invertir de nuevos cuantiosos recursos para reparar el asfalto.
Todo el mundo sabe, hasta los invidentes, que cuando una calle, una avenida o una carretera se bachea, su aspecto y belleza desaparecen y la superficie de rodamiento se deteriora y como casi siempre los bacheo que se llevan a cabo como regularmente son de mala calidad, se deterioran con facilidad y hay que invertir siempre hasta llegar a un reconstrucción total.
Si se hubiera acogido nuestra recomendación de reconstruir los paños de hormigón agrietados y semi hundido, la inversión final hubiese ascendido a algo más de RD$150.0 millones y el dinero ahorrado se pudo haber destinado a la ejecución de otras obras necesarias.
Este es solo un caso de los muchos que se cometen en el país, resolviendo un problema como no es, traduciéndose esos yerros en inversiones millonarias innecesarias en detrimento del horario público, lo que se refleja de manera negativa en la calidad de vida de los dominicanos.