Todo el mundo sabía que las elecciones del 2016 eran un fraude. La única diferencia es que unos se lucraron, muchos se callaron, otros lo denunciamos. Yo fui uno de estos y decidí temprano que no reconocería al señor Danilo Medina como Presidente de la República porque dicha presidencia era ilegítima. Lo afirmé, lo publiqué entonces y lamenté en privado y en público que otros lo reconocieran como Presidente.
Sabíamos que el señor Danilo Medina usó de asesor y gerente de campaña electoral a Joao Santana quien está preso en Brasil desde que salió de República Dominicana. Sobre Santana pesaba una Orden de Captura por corrupción, soborno pagado por ODEBRECHT. Fue forzado a renunciar el 22 de febrero de 2016. El PLD y Medina creyeron que alejándose de él a causa del escándalo que estalló en Brasil, quedarían libres de responsabilidad penal.
A finales de diciembre de 2016 ODEBRECHT, como parte de un arreglo judicial admitió que al menos 92 millones de dólares fueron usados para sobornar funcionarios y políticos dominicanos entre 2001 y 2014. Pero resulta que de todas las transacciones de ODEBRECHT con el gobierno dominicano, la mas cuantiosa y a la vez mas sobrevaluada y oscura es aquella mediante la cual se construiría la planta eléctrica de Punta Catalina. Esa transacción involucró directa y centralmente al señor Medina como lo atestiguan, entre otras, la agenda de sus viajes a Brasil, su propio discurso y las publicaciones de periódicos de la época. El señor Medina está metido hasta el cuello con todo lo de ODEBRECHT tanto en el financiamiento ilegal de su campaña política como en el entramado de Punta Catalina.
En esas estábamos cuando el 3 de febrero el Listín Diario, que todo el mundo sabe de que lado ha estado y qué representa, publica un editorial que de ninguna manera saldría a la calle sin haber sido consultado y autorizado por sus dueños si no es que fue inspirado por ellos. Titulado: “UN TUFO A IMPUNIDAD, el editorial condena, sin medias tintas, el “acuerdo” secreto de la fiscalía con ODEBRECHT para resarcir al Estado Dominicano con 184 millones, el duplo de la suma empleada en sobornos pero a cambio de “salir ilesa” del trance, es decir, impune. Según el acuerdo, todo se reanuda, nada ha pasado, ODEBRECHT pagaría la deuda en 8 años y seguramente con el mismo dinero de nosotros a través de otras estafas y termina el editorial entre sarcástico y grave:” demasiado agua se le ha echado al vino”.
Julio Hazím, veterano periodista y comentarista implica en una emisión de su programa que, si se demostrara la culpabilidad de Medina en lo de Punta Catalina, este tendría que dejar el poder, renunciar a la presidencia. Sin suscribirlo como petición Hazím, quien ha servido políticamente a Medina, habla de “golpe de estado judicial”, acusa a sectores que no identifica de reunirse para tramar un esquema de sustitución institucional, habla de los que reclaman un fiscal especial para investigar lo de Punta Catalina y trae a colación lo declarado en Uno+ Uno por el representante de Transparencia Internacional a quien acusa de haber juzgado y condenado a esos políticos. Julito, como todo el mundo, sabe perfectamente bien que ODEBRECHT financió la campaña, que los millones para comprar periódicos, periodistas, radios, cadenas y canales, sobornar gente, comprar otros, corromper profesionales, robar votos y urnas salieron de ahí, de ODEBRECHT y otras fuentes y sabe que Medina es culpable de corrupción e ilegítimo su mandato igual que lo saben todos los que lo defienden.
Una conocida comunicadora, la señora Milagros Germán produce otro comentario donde, curiosa y significativamente emplea la palabra ilegitimidad para referirse al mandato del señor Medina a causa de los orígenes ilegales y fraudulentos del mismo. Naturalmente, todos se cuidan en salud y dicen, sugieren, insinúan o veladamente declaran que si se demuestra que ODEBRECHT financió la campaña, que si hubo soborno y sobrevaluación en Punta Catalina etc. pero debemos entender esto como una precaución del denunciante y del medio a través del cual ejerce.
Aquí hay en efecto una situación nueva porque, por primera vez, los de debajo se manifestaron masivamente en la marcha del 22 de enero y los de arriba expresan su descontento primero en el Vesuvio y después de la forma señalada mas arriba. Frente a la convergencia de descontentos de arriba y de abajo ¿qué hace el señor Danilo Medina? Guarda silencio y nombra aquella Comisión de la cual no podría salir nada sin que fuera en extremo “políticamente incorrecto”. Y ¿que pasará cuando el descontento acumulándose no encuentre respuestas ni soluciones? Que la gente empezará a cuestionarse y a concluir que no hay salida dentro de los cauces institucionales, entonces en los próximos meses podríamos estar frente a campañas de desobediencia civil, grandes marchas, desfiles, paros nacionales, golpes de estado judiciales, etcétera.
Sin haber cumplido el primer año, este es un gobierno cansado, agotado, desacreditado, sin futuro y cuya ilegitimidad ya no es asunto de denuncia de un inconforme sino consciencia colectiva. Si hace un año, el país apostaba por soluciones “políticamente correctas” hoy, tras el 20 de enero hay o deben haber muchos pensando y admitiendo como posibles soluciones políticamente incorrectas.
El 2020 está demasiado lejos, la situación esta demasiado mala, el país no funciona, el desorden es general, la anarquía reina, el irrespeto es la norma, la corrupción está en todas partes y nadie está seguro ni ante la ley ni ante los criminales. Danilo Medina, que a pesar de un primer mandato espúreo pudo haber intentado limpiar los Establos de Augias prefirió sumarse a lo mismo que antes había condenado. Sin que todavía haya estallado la inevitable crisis de deuda que nos acecha, sin que los EEUU hayan dicho ni hecho nada ante las gigantescas operaciones de lavado y sin que nos haya visitado una catástrofe natural, el país dominicano no da para mas. No hay líderes opositores creíbles ni organización opositora confiable o prometedora. Pero hay hartazgo ante tantas riquezas mal habidas, un pueblo envilecido y puteado pero también con mucha gente empobrecida e inconforme y algo de disposición para luchar. ¿Que pasará?
Tarde o temprano, las pruebas finales de la culpabilidad y responsabilidad del señor Medina saldrán a la luz. No lo harán por ninguna comisión ni fiscal. Esa información con pelos y señales vendrá de fuera. Cuando eso ocurra, Medina no va a renunciar aunque debería. Las cortes no van a hacer nada porque están compradas pero el país podría acudir al menos sangriento de los desenlaces: anular las elecciones del 20 de mayo de 2016 y convocar, bajo nuevas garantías otro proceso que regresará al país a 1994. Lo que cuesten esas elecciones, será menos de lo que perderemos por cualquier otro medio y eso sin contar que mejor dejar que hayan elecciones a facilitar un arreglo de aposento. Todo indica que Danilo Medina no tiene futuro. El se lo buscó. NO hay que tenerle pena.